Por María Laura García
Mi encuentro de hoy, más que un relato, es mi meditación matutina.
La felicidad es más fácil de lo que pensamos… son pequeños momentos… es un sentimiento que se experimenta a ratos gracias a la satisfacción de ser y hacer lo que se quiere.
En la parte que viene del constante aprecio y aprecio de los pequeños, precisamente por ser pequeños, no deja de ser maravilloso. También nace del conocimiento de uno mismo y de sus capacidades. Si controlas tus blancos, tu gris y tu lado negro.
La felicidad no está en lo que tienes sino en lo que haces con lo que Dios te permite tener. Intentaré decir muchas veces que la inteligencia no se mide por lo que sabes sino por tu capacidad de ser un proceso emocional, en tus ganas de recolectar o de comer, de hacer muchas necesidades que es lo que te impide ser feliz o hablar bien. para pasar momentos más divertidos. El interés propio disminuye nuestra felicidad.
He visto muchas personas que son ultra exitosas, o multimillonarios que se quitan la vida, y personas que tienen pocas posesiones, pero que están llenas y llenas de alegría espiritual.
Creo que son los monstruos internos, como las penas incontrolables, la envidia, la ambición, las necesidades personales de cumplir con los modelos socialmente establecidos, los que hacen que muchos se sientan insatisfechos, ansiosos, tristes e indiferentes.
También debemos aprender a vivir, debemos adentrarnos en la experiencia humana, para empezar a cambiar nuestra realidad y hacerla más amable. Este debe centrarse en mirar hacia adentro y dejar de mirar demasiado hacia afuera.
Tengo miedo de cuántos de ellos viven amargados y por eso están en eterno conflicto con el mundo, creando ambientes pesados y no encuentran la fuerza para sonreír de verdad porque no son felices con nada, porque nada es suficiente. para ellos.
Basta, es hora de que dejemos de aprender a ser felices, que podamos experimentar, y he escrito tantos libros con consejos que son herramientas espirituales maravillosas para lograrlo que es increíble que aún no hayamos aprendido la elección. Todo ha resultado ser letra muerta y debemos revivirlo rápidamente a través de la práctica, una y otra vez, hasta que podamos cambiar nuestros hábitos emocionales para hacerlos comprensibles y por lo tanto capaces de vivir mejor.
Ser feliz o tener más momentos felices dependerá solo de nosotros y de cómo decidamos actuar y pensar cada día. Es más fácil de lo que parece, se trata más de disfrutar el camino, el cómo, que la meta.
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