En el municipio de Cárdenas, estado Táchira, específicamente en la plaza Tariba, José García de 23 años. José representa la incertidumbre de la juventud venezolana, que lucha por definir sus prioridades en términos de la necesidad de sustento diario o de sus aspiraciones de futuro.
José vende Borojo (el batido energético más popular del Táchira). Aunque el carro no es de su propiedad, se refugia en ese lugar. Su sustento se basa en las comisiones del día y si vende suficientes batidos puede obtener buenos ingresos. Lleva unos meses haciendo esto. Sin embargo, como joven tachirense, su inspiración sigue siendo fuerte.
“Uno trata de entregarse a Dios. Gracias a Dios, me dieron esta oportunidad y fue bueno para mí. Dijo agradecido. Su jornada laboral es larga. Trabaja de lunes a sábado, de 9 a 17 horas, pero el domingo es sagrado para descansar”, afirmó. Al igual que José, muchos representantes de la juventud venezolana invierten horas y horas para ganarse el sustento suficiente para sus necesidades.
Del trabajo de campo a la venta de batidos: la juventud venezolana no se rinde
Anteriormente, José trabajó en el campo, encargado de preparar el terreno para la siembra de café. La actividad no le retribuyó bien a este joven tachirense, mientras que su esfuerzo fue alto. Inició este trabajo hace 9 meses en la Plaza Táriba, donde se encuentra satisfecho.
A pesar de las dificultades, José no perdió la esperanza de un futuro mejor. “Nada es imposible, si piensas en grande, obviamente será en grande”, aseveró. Aunque el joven tachirense se da cuenta de que las circunstancias actuales limitan sus aspiraciones, nunca deja de soñar con lo que pudo haber sido. “Quería estudiar Ingeniería Mecatrónica”, reveló.
La responsabilidad de José no sólo recae en su trabajo, sino también en su familia. Destacó el dilema de muchos jóvenes que tienen que elegir entre el sustento diario y las aspiraciones a largo plazo. “Si Dios quiere, este año para el país todos deben tener mejores cosas para que podamos salir adelante”, concluyó José.