En 2011, el expresidente Hugo Chávez anunció oficialmente la transformación de la Dirección General de Inteligencia Militar (Dgsim) en Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Desde entonces, esta agencia de seguridad del Estado se ha posicionado como un centro estratégico para recopilar, analizar y gestionar información necesaria para la seguridad del país.
Según el Reglamento Orgánico de la Dgcim, publicado en el Diario Oficial del 10 de febrero de 2015, la organización depende operativa e institucionalmente del Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y administrativamente del Ministerio de Defensa del Poder Popular. Es responsable de dirigir, coordinar y ejecutar operaciones tales como detectar, interceptar y poner fin a las operaciones enemigas.
Actúa como órgano subsidiario del poder judicial militar y civil, contribuyendo a la seguridad de la FANB y a la seguridad del Presidente de la República. Sin embargo, diversos informes de víctimas y documentos de las Naciones Unidas han caracterizado a la organización como responsable de actos de tortura, violencia sexual y tratos crueles e inhumanos. Según las denuncias, la tortura se lleva a cabo en su sede de Polita, Caracas, y en una red de centros de detención secretos en todo el país.
Disponibilidad de personal de seguridad antes del 10 de enero.
Un operativo de seguridad en Caracas fue detenido días antes de la toma de posesión presidencial, prevista para el 10 de enero. Cerca de 1.200 efectivos de la Dgcim patrullan las calles de la capital junto a agentes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN).
El operativo incluyó puntos de control, inspección de camiones cisterna y vehículos particulares, así como bloqueos en vías importantes como las avenidas México y Urdaneta, donde se restringió el tránsito. El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Deostato Cabello, justificó el despliegue señalando que se trataba de un movimiento “normal” debido a la llegada de invitados internacionales a la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro. Su reelección está en duda debido a acusaciones de fraude electoral por parte de partidos de oposición.
La presencia de la Dgcim y demás personal de seguridad coincide con la emisión de una orden de aprehensión contra Edmundo González Urrutia. La Subdirección de Ciencia, Delincuencia e Investigación Criminal (Cicpc) anunció una recompensa de 100.000 dólares por información que permita dar con su paradero.
Sin embargo, algunos expertos jurídicos cuestionan las acciones tomadas en el marco del proceso. El abogado Joel García explicó a Crónica Uno que si bien existe una resolución oficial que regula el establecimiento de controles policiales y militares, procedimientos como examinar los teléfonos celulares y su contenido son inconstitucionales. Esta acción está catalogada como “sublegal” y no puede ir más allá de las garantías establecidas en la Constitución.
¿Es esto parte del trabajo de la Dgcim?
La presencia de fuerzas de seguridad genera miedo y alarma entre los transeúntes que describen la tensa situación en Caracas. El gobierno juró que las medidas eran necesarias para garantizar el orden de uno de los eventos más importantes del calendario político venezolano.
La Dgcim debe participar en estos despliegues para cumplir con su responsabilidad de garantizar la seguridad del Presidente. así como altas figuras del gobierno y las instalaciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
En las redes sociales, la organización se identifica como “escudo protector de la FANB” y reitera su misión de detectar, prevenir y contrarrestar el espionaje y sabotaje que pongan en peligro la seguridad nacional. Además, coordina las actividades de contrainteligencia en todas las instancias de la FANB, desde el Ministerio de Defensa hasta áreas estratégicas y divisiones operativas.
Otras funciones de la administración incluyen la asistencia en investigaciones penales, la tramitación de denuncias dentro de su área de competencia y la ejecución de órdenes judiciales.
¿Quiénes forman parte de la Dgcim?
La Dgcim está dirigida por un director designado por el Presidente de la República y el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En octubre de 2024, Nicolás Maduro nombró como Director al Mayor General Javier Marcano Tabada, y asumió el mando de la Guardia de Honor Presidencial.
En cuanto al personal, el perfil dicta que sean: especialistas en contrainteligencia o militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) adscritos exclusivamente a la Dgcim. Los funcionarios tienen responsabilidad civil, penal y administrativa por cualquier mala praxis o infracción cometida en el desempeño de sus funciones establecidas por la ley.
La jerarquía de Oficiales de Contrainteligencia incluye los siguientes rangos:
- Comisario General.
- Notario.
- Subcomisario.
- Inspector.
- Agente especial.
- agente.
- Agente II y Agente III.
Casas de tortura y denuncias internacionales
La Dgcim es la encargada de operar casas clandestinas de tortura, según testimonios de varios medios de comunicación, víctimas y ONG. Su modus operandi es la desaparición forzada, el secuestro y la detención extrajudicial. Esta situación se ha intensificado desde 2018.
Testimonios recogidos por Armando.info documentan casos de detención irregular en centros secretos de varios puntos de Caracas, como Los Mercedes, San Bernardino y Fuerte Duna. Un panel de investigación de las Naciones Unidas ha identificado 17 sitios, incluidas propiedades estatales, utilizados como centros de tortura.
El Instituto Khazla y otros informes internacionales destacan que estos lugares se utilizan para secuestros y extorsión, y las víctimas se mantienen cautivas hasta que sus familias las liberan. Naciones Unidas Estas prácticas están vinculadas a un programa de represión orquestado desde los niveles más altos del gobierno.
Entre 2018 y 2019, la investigación de la ONU documentó 24 casos de tortura en estos centros. Además, un informe de 2022 reveló que 77 de las 122 víctimas detenidas por la Dgcim fueron sometidas a torturas y tratos degradantes, lo que demuestra la gravedad de las denuncias contra la organización.
Durante las protestas postelectorales, la Dgcim, junto con otras organizaciones estatales, llevó a cabo detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas. Estas acciones consolidaron a la organización como un símbolo de represión y un centro de tortura en Venezuela.