La crisis actual en el sector de la salud en Venezuela y particularmente en relación con la atención de maternidad, es un motivo de creciente preocupación. En el caso de Ciudad Guayana, existen pocos hospitales capaces de manejar este tipo de trámites de manera efectiva.
Específicamente, los centros de salud pública para trabajadores en Guyana son el Hospital Uyabar en Puerto Ortas, el Hospital Dr. Raúl Leoni y la Maternidad del Bloque Hipólita en San Félix.
En entrevistas recientes Correo CoroneyMadres de diferentes sectores de la ciudad expusieron la dura realidad que enfrentan las mujeres que dan a luz en estos centros de atención con discapacidad y malas condiciones.
Altos costos y escasez de insumos
El Hospital de Uyabar, que ha sido recientemente renovado, aún enfrenta graves deficiencias en su infraestructura y mantenimiento. A pesar de la apertura de nuevas salas de parto y quirófanos, la realidad es que muchas mujeres guyanesas se enfrentan a un sistema que carece de personal médico adecuado y de suministros básicos que mantener.
Según una nueva madre que desea permanecer en el anonimato, pasó más de 12 horas en trabajo de parto sin la atención y supervisión constante de un médico después de ser ingresada porque se le había roto fuente. “Esto pone de relieve una falta crítica de apoyo durante un momento muy doloroso y estresante”.
Uno de los aspectos más preocupantes es el coste asociado al parto. Otra madre entrevistada señaló que su familia tuvo que gastar entre 190 y 200 dólares en suministros médicos que el hospital no proporcionó, incluidas jeringas, batas y anestesia. Es decir, los pacientes tienen que asumir los costes del Estado.
La víctima dijo que la atención recibida también fue deficiente porque cuando ingresó, le pidieron a sus familiares que compraran un kit para realizarle una cesárea. Este gasto fue en vano porque después de dos horas tuvieron que inducir el parto de forma natural.
La falta de insumos afecta no sólo a las madres; También crea un ambiente propenso a infecciones y complicaciones. El entrevistador observó fugas y mosquitos cerca de las instalaciones y el área de atención al recién nacido.
Otros centros de salud
También es alarmante la situación de déficit en la maternidad del bloque Hippolyta.
En palabras de Yarilis Villarroel, habitante de la zona, describió las peligrosas condiciones que enfrenta el personal médico y de partos de este centro de salud.
Las mujeres en trabajo de parto deben comprar vías intravenosas, oxitocina, antibióticos y otros artículos esenciales como guantes y gel.
“Te preguntan de todo”, afirma Villaroyal, que suele presenciar el calvario de las mujeres que dan a luz y de sus familias. Muchas veces los pacientes son derivados a otros centros como Quibaro por falta de especialistas y equipos básicos como incubadoras para recién nacidos.
La escasez ha provocado pérdidas trágicas en la atención neonatal. “Hemos sufrido una pérdida”, lamenta Yarilis, refiriéndose a la incapacidad del centro para atender adecuadamente a los recién nacidos cuando hay cortes de suministro eléctrico y escasez de combustible para hacer funcionar la central eléctrica.
Por otra parte, la Dra. En el Hospital Raoul Leoni, los recién nacidos reciben una lista de los elementos que deben llevar para recibir atención médica. Para las cesáreas, esta lista incluye suturas, antibióticos, batas quirúrgicas y guantes sellados.
Incluso cuando a las pacientes se les programa una cesárea, se las obliga a dar a luz de forma natural, especialmente en el primer embarazo, según la víctima, que pidió permanecer en el anonimato.
Muchas veces este proceso resulta traumático tanto para la madre como para el recién nacido. Una situación que deriva en otras patologías y enfermedades en los niños.
Impacto individual y social
El impacto emocional y psicológico en las madres es significativo. Persisten la preocupación por la salud del niño y la incertidumbre sobre la calidad de la atención recibida.
Muchas mujeres se sienten impotentes debido a la falta de personal capacitado y al hacinamiento del centro médico. Esta situación afecta no sólo la salud física sino también la salud mental, generando un ciclo de estrés adicional para las familias.
Está claro que existe una necesidad urgente de reformas para garantizar que cada madre reciba la atención adecuada durante los períodos más críticos de su vida.