“Moisés Aguilar trasciende el cuerpo con su inmensa alma de justo revolucionario, excelente alcalde, hombre bueno, noble, valiente, comprometido con las causas justas”.
Nos conocimos en un lejano agosto de 1998, durante la campaña electoral del Comandante Chávez para la presidencia y Yoel Acosta para la gubernatura. En ese entonces ya era uno de los principales dirigentes del MVR en el municipio de San Francisco. Tu simpatía natural, tu sonrisa franca, tu discurso sencillo y combativo, tu humildad hicieron que todos los líderes regionales incluido Yoel te tomaran rápidamente un cariño especial.
Luego pasamos varias veces por Mirimire en la misma campaña presidencial, en la circunscripción, y aquí siempre estuvo activo en primera fila.
Luego, como coordinador de la organización del MVR, tuve el privilegio de juramentarte como coordinador municipal del partido. Desde ese momento usted dirigió sin derrota todos los procesos electorales de la revolución hasta diciembre de 2017.
Nuestra amistad se cimentó en la campaña del 2000 cuando yo era candidato a gobernador y su candidato a alcalde. En esa ocasión no lograste la victoria contra Peñita, pero lejos de amedrentarte intensificaste tu labor política y social. Manejaste la calle con tu voluntad inquebrantable y el apoyo del gobierno regional y nacional. Siempre fueron soluciones administradas muy efectivas. Fue muy difícil decir que no a sus múltiples preguntas bien argumentadas y justificadas.
Estadísticamente, el 80% de los alcaldes que aspiran a ser reelegidos lo logran. Peñita entró en ese 20% que no entró. Usted fue candidato en 2004 y ganó por un margen. No decepcionaste a tu gente. Sin duda, usted es el mejor alcalde que ha tenido San Francisco y uno de los mejores de todo el Estado Falcón en cualquier momento. Chavistas y no chavistas reconocen hoy. Fuiste elegido y reelegido por tres mandatos y no dejaste de serlo sólo cuando voluntariamente decidiste caminar como Stella para dar paso a la dirigencia sustituta. Stella, tú y yo hemos hablado muchas veces sobre el problema y actuado en consecuencia, ciertamente un gesto raro en la política venezolana. La generalidad está ligada al poder.
Más allá de la relación política, nació una hermosa amistad que duró todos estos años y trasciende su punto de partida. No fue una amistad circunstancial por relaciones de poder. Fue una amistad sincera y leal que nunca cambió entre dos hermanos de principios de hierro.
Moisés, fuiste crítico con diferentes compañeros y compañeras que desde hace más de quince décadas nos acompañan a Stella ya mí en la responsabilidad de gobierno y en la lucha política. No comprendes, fiel amigo, cuántos compañeros del seno al absurdo sectarismo de la nueva dirección política en el Estado se lavarán la piel como leprosos para deshacerse del mal llamado e inexistente Montillismo. Afirmaste con vehemencia: “No haré concesiones a nadie sobre mi amistad contigo, de la que estoy orgulloso y no justificaré a ninguno de los que lo hagan”.
Les dije que no fueran tan rigurosos con el juicio de esos compañeros y empresas, porque nosotros dos ya no estábamos en la política, mientras que esos líderes sí, y solo estaban tratando de reajustarse a la nueva realidad.
En junio del año pasado visité a nuestro querido y común amigo Carlos Rolinsson en su domicilio habitual y me enteré de su enfermedad en la pierna. Los médicos recomiendan una amputación urgente, pero usted, que durante 13 años llevó las riendas del gobierno municipal, no tiene $1.200 para realizar la cirugía. Inmediatamente me activé con Stella y entre tres o cuatro amigas subimos esa cantidad para que te operaran a la semana siguiente. Me refiero a esto solo para enfatizar su honestidad e integridad. Nunca, como tantos otros, se ha aprovechado de las finanzas públicas para beneficio personal. Tu honestidad siempre fue infalible. Eres y serás un ejemplo de verdadero revolucionario.
Lamentablemente ya era demasiado tarde y las células malas se habían anidado en otras partes de tu cuerpo, lo que lamentablemente acabó con tu vida terrenal, pero trascendiste a la eternidad donde estás a salvo junto al Comandante Chávez y muchos otros compañeros.
La última vez que nos vimos fue el 11 de agosto del año pasado en aquella tarde inolvidable en Jadacaquiva, Paraguaná, en la antigua casa de los Ocando que tan generosamente nos cuidaron. Era una especie de reunión entre viejos camaradas donde no se hablaba de política sino que se cantaban las canciones de Alí con él, José Montecano, se comía chivo asado y se bebía cocuy bajo la fértil sombra de cuyos cien años
Hoy veo ese encuentro y así queda en mi memoria como una especie de gran despedida, alegre, cantando, hablando, con cariño, sin mezquindades, sin rencores, gozando de la presencia de todos los compañeros presentes y en especial la tuya. Llegó con Carlos Rolinson, todos nos apresuramos a saludarte con mucho cariño, felices de que hayas tenido este regalo. Así quedó registrada en las fotos que nos hicimos contigo en el centro y los demás que ya te habíamos dado la vuelta estábamos orgullosos de tenerte allí.
Moisés, cuánto siento no estar contigo en este momento. Me despido de ti a la distancia con las palabras publicadas en su twitter por Stella que te quiere como a un hermano:
“Moisés Aguilar trasciende el cuerpo con su inmensa alma de justo revolucionario, excelente alcalde, hombre bueno, noble, valiente, comprometido con las causas justas. Siempre quedará inmaculada tu memoria. Te amo ❤️ hermano de la vida y de las victorias. Honra y gloria.”
Y como dijo Ali querido amigo:
“Las semillas sin tierra no te darán rosas, faltan amigos que caminaron mucho en la tierra”.
Hasta la victoria siempre ????