El 29 de junio de 1817, las tropas de MacGregor tomaron Fort Fernandina. Don Francisco Morales fue derrotado y firmó una capitulación muy magnánima para los españoles.
Entre las cláusulas que enfatizaban esta capitulación estaba el respeto a la vida de los soldados realistas que se rendían como prisioneros de guerra y debían ser enviados posteriormente a La Habana con su equipaje personal.
Otro de los términos era que la vida y los bienes de todas las personas amigas o enemigas de la Independencia serían inviolables y que quienes no quisieran sumarse a la causa tendrían seis meses para vender o enajenar sus bienes, otorgándoles un pasaporte. . .gracias a quien quiso irse de la isla.
Se sentaron las bases de la República de Florida.
Una de las primeras tareas de MacGregor fue la organización de las instituciones y autoridades republicanas.
Con el apoyo de Peter Gual, el escocés comenzó a perfilar las bases de la Infanta República, como él la denominó.
El siguiente paso fue establecer relaciones con los países fronterizos, incluido Estados Unidos.
De junio a agosto de 1817, MacGregor procedió a ejecutar su plan para fortalecer la independencia hispanoamericana, declarando el bloqueo de las costas de Florida.
Asimismo, tuvo en cuenta el presupuesto de la república, instaló una imprenta, otorgó más patentes, imprimió boletos y envió viajes a otros fondeaderos del Caribe.
La República de Florida comenzó a tomar forma, aunque su estabilidad no duraría mucho.
Mientras tanto, el gobierno de Monroe propuso una intervención. El presidente de los Estados Unidos calificó a sus verdugos de “piratería”, tras una orden emitida por el Departamento Naval estadounidense.
Sin embargo, MacGregor envió emisarios al gobierno de los Estados Unidos para advertirles el motivo de sus acciones, enfatizando la naturaleza emancipadora del esfuerzo.
En definitiva, el gobierno de Estados Unidos desaprobó estas medidas tras conocer que en su territorio se obtuvieron las tropas y la logística para la expedición. Además, argumentó que Estados Unidos había obtenido la entrega de Las Floridas de España.
Por motivos de intriga, en el mes de agosto, MacGregor cedió el mando.
El plan inventado por Ruggles Hubbard para ignorar al escocés se materializó en Amelia Island, un lugar donde ahora reinaba el desorden.
Era el momento de que saliera Luís Aury, -que en todo momento había secundado a MacGregor-.
Este corsario francés, comandante en jefe de Las Floridas, tomó el mando en nombre del gobierno mexicano, apoyado por tropas haitianas.
Los meses de octubre y noviembre de 1817 fueron decisivos.
Luis Aury se convirtió en un líder más fuerte que MacGregor. Mantuvo un clima de orden en el territorio y, con el reconocimiento de Gual y del boliviano-argentino Vicente Pazos Kanki, sancionó una Constitución rudimentaria pero muy liberal.
Tanto la propuesta de los tres poderes tradicionales (ejecutivo, legislativo y judicial) como la obediencia del poder militar ante el control civil, estaban en su contenido.
Además, estableció El Telégrafo de Las Floridas, el primer periódico en español de Florida.
También promovió la industria corsaria; incluso la captura de esclavos en alta mar para su reventa ilegal en los Estados Unidos, aunque su poder descansaba en gran medida en la presencia de los haitianos.