En Nueva Esparta la tradición de comer es más que una simple costumbre; es un evento cultural muy arraigado en la comunidad que cobra vida cada año durante la época navideña. Estos platos que representan el nacimiento de Jesús son un reflejo de la creatividad y talento de los artesanos locales que dedican su tiempo y esfuerzo a mantener viva esta tradición.
Uno de los belenes más emblemáticos de la región es el belén artesanal de la familia Aular, ubicado en La Plaza de Paraguachí, municipio de Antolín del Campo. Este Belén destaca por su impresionante tamaño natural, permitiendo al visitante sumergirse en una experiencia visual y emocional única.
Elvis Aular, creador de esta obra, nos compartió su historia: “Llevamos 18 años haciéndolo. Primero lo hicimos frente a casa, luego lo llevamos al público porque vino mucha gente y hemos lo ampliamos. Destaca en la elaboración de las piezas. Las figuras son de textura, que cubrimos en el periódico con harina de trigo.
Aular, quien llegó a la isla hace 34 años procedente de Yaracuy, encontró su hogar en Nueva Esparta e hizo de esta tradición una parte fundamental de su vida.
El belén artesanal de la familia Aular se ha convertido en un referente para quienes visitan Antolín del Campo durante las fechas navideñas. Cada año, turistas y lugareños realizan un recorrido para admirar esta obra maestra, contribuyendo así al fortalecimiento del turismo cultural en la región.
Gustavo Yina, otro miembro de la familia Aular, destaca el compromiso con la tradición: “Durante todos los años hemos utilizado materiales reciclables. Intentamos hacer todo lo más natural posible y mantener la tradición. Invitamos a vecinos y personas que viven fuera. el municipio a participar. A partir de la primera quincena de diciembre está abierto todos los años. Esperamos que muchos otros vengan a apoyarnos.”
El belén hecho a mano de la familia Aular no es sólo una impresionante obra de arte; Es un símbolo del talento y la creatividad de los artesanos venezolanos. A través de esta tradición se preservan las costumbres locales y se celebra el patrimonio cultural, convirtiendo cada Navidad en una ocasión para recordar y compartir las raíces culturales que unen a la comunidad.