Un líder chavista de Petare, uno de los barrios más grandes de Caracas, cuenta cómo debe luchar contra el radicalismo dentro y fuera de las filas de su partido para ayudar a la comunidad.
Caracas. Mientras camina por el barrio, todos la saludan, algunos la detienen para pedir medicinas o preguntar cuándo llegan más insumos médicos, otros la llevan a un lado para consultar algo personal o pedir ayuda especial, y Jessika Key, dirigente chavista de 38 años y portavoz del sector salud del barrio José Félix Ribas, en Petare, A todos les responde de la misma manera: “Vemos lo que hacemos”.
Desde los 17 años, Key se dedica a la política comunitaria uno de los sectores más grandes de PetareJosé Félix Ribas, una comunidad compuesta por 10 barrios y marcada por la violencia policial y el crimen organizado.
Por eso la polarización política es el único problema que enfrenta Jessika. Con 21 años de militancia en el chavismo y viviendo en medio de un “conflicto armado” entre policías y delincuentes, su fórmula es ccombatir la polarización con trabajo para todos.
Partidista “no aplica”
Jessika no niega que las presiones y el discurso de rechazo de quienes piensan diferente al gobierno de Nicolás Maduro afectan los mecanismos organizativos y beneficios comunitarios que otorga el chavismo, pero su postura es no aplicar el partidismo para ayudar.
“Hay instituciones que dicen que los beneficios se los deben dar a los chavistas y no a los opositores, pero en mi caso no se aplica. No aplica porque entonces no se ve la necesidad que tiene la persona sino que apoya un partidismo“él dijo.
Su labor consiste en la gestión de la atención en salud de los integrantes no sólo de las 10 zonas de José Félix, sino también de los vecinos de Lomas del Ávila y Palo Verde, zonas aledañas al barrio, lo que equivale a más de 150 000 ciudadanos. .
Él dice que lo consiguió. “Los gobiernos pasan y los vecinos quedan”por lo que no cree en el radicalismo como forma de hacer política aunque se identifica con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Aléjate del odio
Jessika asume las complicaciones de su trabajo con relaciones que califica de honestas con sus compañeros chavistas y los líderes de los partidos opositores, pero se esfuerza por llegar a todos aquellos que necesitan apoyo sanitario, más allá de los lineamientos de la organización política en la militancia.
Desde su cargo electo como vocera del Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC), Jessika es responsable de obtener medicamentos, tratamiento y atención para las personas de su comunidad y cree que ver las necesidades de los demás le ayuda a olvidar sus prejuicios políticos y le permite hacerlo. comprender el significado del trabajo social, más allá de tus preferencias.
Para este líder comunitario, su efectividad en el barrio y la ayuda que obtiene para los vecinos son ejemplos de un trabajo que ha permeado la organización política del barrio y se ha convertido en una forma de “gestión social” en la que el apoyo no solo proviene del Estado. , sino de ONG y organizaciones internacionales dispuestas a ayudar.
“Acá, si a alguien se le escapa un producto Clap (bolsas de alimentos subsidiados) o lo amenazan con sacarlo por algo político, hay quienes nos oponemos porque no puede ser.“él explicó.
Lo que importa
En José Félix Ribas hay temas tabú, la violencia es uno de ellos. Por eso, Jessika prefiere saltarse preguntas relacionadas con este asunto.
Sin embargo, los vecinos consultados en el barrio explicaron Crónica. Uno que el acoso de la policía obliga a los líderes políticos de la comunidad, ubicada en el municipio Sucre de Caracas, a abandonar el activismo para evitar represalias.
El miedo en la comunidad es real y el ingreso de grupos policiales, enfrentamientos entre pandillas y conflictos reportados por los medios son prueba de que el miedo convive con las familias de este barrio de Caracas.
Por ello, y aunque no lo expresa abiertamente, las preocupaciones de Jessika son poder multiplicar los conocimientos sobre “comportamientos seguros” durante situaciones de conflicto y cómo mantener a su familia y a su familia.
Utiliza el apoyo de organizaciones como la Cruz Roja Internacional para ayudar en todo lo que pueda y ofrecer este conocimiento que va más allá de la asistencia sanitaria.
En la comunidad
Aunque Jessika dice que ayuda a todos por igual, admite que no siempre es tan sencillo y que a veces tiene que lidiar con los suyos. Los prejuicios políticos de los ciudadanos. que se niegan a recibir ayuda o que se preguntan si se ofrece a quienes no militan en un partido u otro.
Sin embargo, creo que la polarización disminuyó durante la pandemia de COVID-19, cuando las personas se vieron obligadas a ayudar a otros incondicionalmente. Durante este tiempo, dijo, los vecinos aprendieron el significado de “vida en comunidad”.
Pero, aunque Jessika celebre este tipo de eventos o los momentos en los que logra formar una alianza con los líderes de la oposición para construir una escalera en el barrio, donar tuberías, mejorar las alcantarillas o recuperar un dispensario comunitario, creo que hay Hay errores que corregir y cosas que hacer.
En el plano personal, el dirigente lamenta haber dejado de lado sus aspiraciones personales, como salir del barrio, para seguir trabajando por el pueblo, pero cree que su vocación le impidió hacer cualquier otra cosa.
Sabe que su forma de proceder es un poco “diferente” en un país azotado por la polarización, pero asegura que seguirá “manteniéndose firme ante la injusticia para que llegue la ayuda”.
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