La historia es antigua, entrañable y todo amante de la cultura pop la conoce. Un chico nervioso y torpe conoce a una chica encantadora e impulsiva. Se supone que no deben estar juntos, pero terminan enamorándose. en medio de una situación cada vez más caótica que los hace colaborar para lograr un objetivo mayor. Al final triunfa el amor y todos comen perdiz en un final de besos, abrazos y quizás sexo salvaje. Para siempre, así lo bendijo el cine.
“Elemental”, de Peter Sohn, trata de llevar lo anterior -menos el sexo desenfrenado- al reino de la fantasía. La nueva película de Pixar logra esto al imaginar un universo en el que los elementos principales son criaturas adorables, brillantes y carismáticas. También, para narrar una historia de amor, en principio imposible, entre un ente de agua y otro de fuego.
La producción se esfuerza por apoyar un mundo que vive a la espera de una emoción trascendental que demuestra que el sentimiento más poderoso de todos siempre triunfará. Por el camino, el guión de John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh añade obstáculos, dolor, misterios, comentario social, identidad de género y angustia moral. Pero el romance siempre será el elemento más importante, y sin castigo.
Bueno, esta vez el experimento no funcionó para Pixar. De hecho, desde las escenas iniciales es evidente que algo está en su nariz una vez que el estudio de la lámpara infalible salta en busca de historias convincentes. No se trata de la premisa -que podría ser, por su más que sospechoso parecido con la exitosa “Zootopia”-, y tampoco del apartado visual, como siempre deslumbrante. De hecho, el principal problema de “Elemental” está relacionado con la durabilidad de las ideas y la forma en que Pixar las utiliza. Di que un romance es un riesgo, sobre todo porque apela a sentimientos primarios -que tampoco es un juego de palabras- que siempre necesita un enfoque fresco. Por supuesto, alguien podría decir que la narrativa del amor entre el agua y el fuego -y dado que esto no terminó en vapor- es algo nuevo y desconcertante.
el amor no siempre es la respuesta
Pero “Elemental” es extrañamente simple hasta el punto de que, a pesar de todos los esfuerzos por idear una trama romántica, es solo otro romance. El espectacular apartado visual y de animación ayuda a enfatizar la sensación de asombro.pero no logra traspasar el límite de la apariencia de actualidad.
Poco a poco, la historia permite que sus intenciones sean, además, una reflexión sobre la cultura, la discriminación y el prejuicio, se hace evidente. Ember (Leah Lewis) es una entidad ardiente que sabe de primera mano lo que es ser distinguido por la diferencia. En Ciudad Elemental -sí, así se llama la ciudad en la que transcurre la historia- el miedo a las criaturas capaces de generar calor y luz es evidente. Tanto para provocar segregación, desconfianza y distanciamiento moral y físico.
Es, por supuesto, una alegoría de la inmigración, pero hecha de una manera tan directa y poco elegante que resulta incómoda. No ayuda que Wade (Mamoudou Athie), la criatura acuática de la que Ember se enamora, sea el clásico chico bueno adorable, tradicional en cualquier película romántica ordinaria. El vínculo entre los dos se plantea como inevitable. De hecho, en esta pseudo-exploración de por qué nos enamoramos en los momentos equivocados y en las situaciones más complejas, resume el tropo más antiguo del cine de entretenimiento. Las emociones forman parte del mundo de lo intangible, lo inmortal y lo maravilloso. También, de la sutil habilidad del destino para manifestar sus intenciones.
¿Qué decepciona en “Elemental”? Que Pixar siempre ha sido un poco subversiva, con una percepción extravagante, muchas veces rebelde y siempre dispuesta a correr riesgos, lo que la distingue del humor superficial de DreamWorks o del humor infantil de Illumination Entertainment. Desde sus inicios, el estudio ha dado grandes pasos para revolucionar el lenguaje de la animación y es gracias a sus esfuerzos que prodigios emocionales como la escena final de “Toy Story 3” o el increíble viaje de la mayoría de edad en “Inside Out”. “. Tiene sentido. Que la empresa esté retrocediendo hacia un tópico de que el mayor mérito es ser cariñoso es preocupante y también lleva a la inevitable pregunta: ¿Estamos ante los últimos proyectos de la compañía Pixar que ha crecido y se ha hecho famosa en los últimos veinte años?
Puede ser exagerado pensar en algo así, hasta que no hayas repasado la trayectoria de la empresa en los últimos cinco años. “Alma”, un proyecto casi completamente adulto que intentaba explicar la abstracción de la muerte, fue una decepción y un espacio inexplicable de preguntas sin respuesta sobre su propósito. ¿Era un cuento de hadas para adultos? ¿Un acercamiento dedicado al público infantil sobre la fugacidad de la existencia? No hubo respuestas y la cinta gravitó en tierra de nadie hasta que se consideró un experimento fallido y sin mayores repercusiones.
“Luca” tuvo el mayor impacto, en medio de un debate sobre si la estrecha amistad entre los dos personajes centrales era una forma de narrar el primer amor adolescente desde una perspectiva gay. El propio director Enrico Casarosa debió tener claro que se trataba solo de un vínculo fraternal, en un dilema que empujó a Pixar a un relevante debate social y cultural del que el estudio no salió bien parado por falta de respuestas.
Posteriormente, “Rojo” generó discusiones incomprensibles y maliciosas sobre su carácter local y su tediosa representación de la adolescencia femenina. Pero fue “Lightyear”, con el breve beso de una pareja del mismo sexo, la que implosionó a Pixar en una agresiva ofensiva conservadora. quien acusó a la empresa de promocionar la agenda e incluir contenido no apto para niños. Algo que también llevó a los empleados de la compañía a reaccionar ante las acusaciones insistiendo en su carácter inclusivo y abierto a explorar la diversidad del mundo.
En medio de la polémica, algo quedó claro: Pixar había perdido parte de su capacidad para conversar con adultos y niños al mismo tiempo.
Estafa apenas 30 millones de dólares recaudados en su primer fin de semana“Elemental” es el peor debut del estudio y un fracaso preocupante además de las pérdidas de “Lightyear” y el alboroto que rodea las últimas películas de Pixar.
Lo que es peor: deja la puerta abierta a posibles decisiones drásticas por parte de Disney, en busca de reducciones de costos y derrotas financieras. ¿Será el futuro ‘Elio’, ya envuelto en polémica y con estreno previsto para 2024, el último paso en una serie de golpes destructivos para Pixar?