Películas y series sobre sectas, hay miles. En Netflix hay un catálogo amplísimo de ellos, desde los impactantes “Wild Wild Country» (2018, Champan y Maclain Way), que marcó la etapapor su gran éxito, de este tipo de productos, en Argentina “El vendedor de ilusiones” (2024, Matías Gueilburt), que revela en detalle cómo el fraude económico, siguiendo el conocido esquema Ponzi, está estrechamente asociado a los dirigentes de las nuevas sectas.
Sin embargo, lo mejor es el recientemente publicado “Dancing for the Devil: The 7 M Sect on TikTok”, dirigido por el poco conocido Derek Doneen. revela cómo estos estafadores (líderes espirituales o pastores de iglesias, no importa), se aprovechan de modas e inseguridades.Insatisfacciones y dudas de cada generación para hacer fortuna a costa de la salud física y mental de sus seguidores.
Si “Wild Wild Country” cuenta la historia de Bhagwan Shree Rajneesh (Osho) y su séquito, quienes construyeron un imperio aprovechando la cultura hippie y la búsqueda de la utopía de una sociedad que reacciona al capitalismo occidental y al belicismo (aquí (paradójicamente han aumentado los relatos del gurú indio), en “Bailas con el diablo…” el Reclutamiento y explotación de un grupo específico de jóvenes que viven en TikTok, la red social de moda, por parte de la iglesia Shekinah..
El diablo y la tecnología.
Nada en la vida es gratis. Si se siguiera este principio que proviene del saber popular se evitarían muchas estafas. Pero no, la promesa de un mundo mejor, rentable desde el punto de vista espiritual o material, siempre llega a un público con problemas económicos o de autoestima. El líder, por tanto, sabe dónde atacar la vulnerabilidad.
¿Y dónde está ahora ese público manipulable? Obviamente: en las redes sociales. “Bailando para el diablo: la secta 7M en TikTok” brilla con luz propia en el mercado de la producción audiovisual sobre sectas porque retrata muchas cosas al mismo tiempo: el espacio en el que los jóvenes quieren prevalecer hoy (una red social), la falta de conocimiento para monetizar una pasión (el baile) y la dificultad de acabar con las sectas por entresijos legales, a pesar de que llevan años dañando a ciudadanos inocentes.
Además, “Danza para el diablo…” Desmitifica que sólo las personas con familias desestructuradas viven en sectas. La realidad es que basta con morder el anzuelo y someterse sistemáticamente a un tratamiento psicológico adecuado (el llamado “lavado de cerebro”) para “reprogramarte” y renunciar a todo lo que eras y sentías, empezando por el amor a tus padres. . , hijos y hermanos.
La serie de Derek Doneen, que consta de sólo tres capítulos, con una duración media de menos de una hora cada uno, es el complemento perfecto de otra que pasó desapercibida en Netflix, pero que aún merece ser vista: “Twin Flames”. El nombre es un llamamiento a las “almas gemelas”, el deseo de encontrar la pareja perfecta. Lo que parece ser un sitio web de citas genera una explosión de trabajo que incluye terapia de conversión. Debido a la falta de hombres en la organización, algunas mujeres se ven obligadas a sentirse hombres e incluso operarse para tener una apariencia más masculina y así poder igualar a los integrantes.
Es decir, estas dos series tienen un hecho concreto que les relaciona: la tecnología. Ya no tenemos que ir a la plaza, a la iglesia o a un lugar específico en el camino para reclutar víctimas. Todos ellos están a sólo un clic de distancia, ya sea en una red social o en una aplicación de citas. Y eso es lo más aterrador.