David Martínez. Solo su nombre genera ilusión. ¿La razón? lo que ha mostrado con la Vinotinto en el Sudamericano Sub-17 que se disputa actualmente en Ecuador. Con goles y liderazgo confirma el potencial que desde niño compañeros, amigos y preparadores veían. Hoy es el futbolista que brilla para ser la piedra angular de la selección absoluta en los próximos años.
Todos los que han tenido la oportunidad de ver a este joven de 17 años recién cumplidos, se han deslumbrado por las capacidades que muestra. Acostumbrando a brillar desde muy pequeño, en la ciudad de Maturín se ganó el apodo de «La Joya». Al debutar el año pasado en Conmebol Libertadores y posteriormente, en primera división, confirmó que su mote era más que una palabra.
Los que recién lo conocen, por ser la figura goleadora de la Vinotinto en el torneo que se juega en Guayaquil se preguntan: ¿cómo surgió este proyecto de futbolista? ¿Cómo ha sido su precoz carrera hasta ahora? ¿Quiénes han ayudado a formarlo? En las siguientes líneas están las respuestas.
Los primeros reflejos de un diamante en bruto
David Martínez nació el 07 de febrero de 2006, en El Tigre, pero se crió en San José de Guanipa, popularmente conocido como «El Tigrito», al sur del estado Anzoátegui y muy cerca del estado Monagas. Esta última una localidad significaría muchísimo para él y su familia más adelante. De hecho, actualmente es jugador de Monagas Sport Club, además de integrante de la selección Sub 20 y capitán de la selección Sub 17.
Tuvo sus primeros pasos en el fútbol desde muy pequeño en múltiples equipos de su zona. Daniel Cesca, un argentino con más 29 años trabajando en inferiores y con una destacada huella en el balompié criollo, especialmente en el Caracas Fútbol y Monagas Sport Club, fue quien le puso el ojo.
Cesca, actual director técnico de desarrollo de la Federación Venezolana de Fútbol, cuenta: «La primera vez que lo vi, fue en una Mineros Cup, en Puerto Ordaz. Viajamos con la categoría 2005 de Monagas Sport Club, y en el primer partido nos tocó enfrentar a Atlético Guanipa, del Tigre«.
«Teníamos un buen equipo en esa categoría, hoy en día hay muchos de esos chicos hacen vida en primera división. Nos encontramos con un equipo importante del Tigre, David (Martínez), siendo categoría 2006». El entrenador se sorprendió que el rival era el más joven en la cancha. «Después empecé a seguir a ese equipo cada vez que jugaba en el torneo. Me iba solo y lo iba a ver. También estaban Sebastián Castillo (hoy en Deportivo La Guaira), Santiago Natera, José Castellano (ambos en Monagas Sport Club)», recuerda el argentino.
Este seguimiento ocurrió a lo largo del año 2017. Ya con 11 años, el entrenador rememoró qué «David, se destacaba por muchas cosas. Me llamó la atención que tenían mucha personalidad, también todos, porque peleaban todos los partidos. Eran bravos, y después también jugaban muy bien». Faltaba entonces contactar con el entorno que rodeaba a este niño que se destacaba tanto. «Da la casualidad que cuando me comunico con la gente de Tigre, el que llevaba adelante esa escuela es el papá de Juan Carlos Castellanos, a quién yo había llevado hacía varios años anteriores a Caracas Fútbol Club, entonces ya tenía contacto con él. De ahí nació una relación importante, en la que me llevé también a Edgar Carrión, y a otros tantos jugadores que fuimos incorporando en el transcurso de esos tres años y medio que yo estuve en Monagas».
Cesca nombra a una figura importante en el pasado y actualidad de la carrera de Martínez: Nicolás Fernández, el actual presidente de Monagas Sport Club, ya que al mejor estilo de Richard Williams con sus hijas y tenistas Venus y Serena, terminó pidiendo algo que salía de lo común, sobre todo para los estándares del fútbol venezolano, confiando en el potencial que tenían entre mano. «El resto estaban todos en Casa Club, pero para David pedí una casa para llevar a la familia, en realidad iba su mamá y su hermano, porque el primer semestre, David viajaba dos días a entrenar con nosotros, y se devolvía porque el papá tenía un negocio en el Tigre y no podía sumarse. Entonces, lo llevaban a entrenar un par de días, pero jugaba oficialmente los torneos en el Tigre. Así que ya después al año siguiente, se incorporó definitivo cuando le conseguimos la casa y parte de la alimentación».
No fue sencilla la operación, por los tiempos, por cuestiones logísticas y porque en aquel momento el país pasaba económicamente por un proceso complicado y aún más si lo trasladábamos al interior. Pero estaba claro que la familia tenía un peso importante en la vida del entonces prospecto. Precisamente, una voz más que autorizada y con la que, para el bien de David, puede contar, es con la de su hermano mayor, Esteban Martínez.
Esteban, también futbolista profesional, pasó por las categorías menores de Caracas FC y Monagas SC. Debutó como profesional con el equipo oriental, teniendo la oportunidad de compartir plantel con el hermano menor. Fue uno de los primeros en darse cuenta del talento familiar. «Tuve la oportunidad de entrenarlo cuando estaba bien niño, pero mientras lo entrenaba, obviamente me di cuenta de que ya era tenía un potencial especial, pero como era mi hermano, yo decía: «Capaz lo estoy viendo con ojos de hermano, lo estoy mirando como un fenómeno y no es así”, pero partido a partido», día a día, me daba cuenta de que sus condiciones eran especiales, que era un chamo que estaba para grandes cosas», rememora Esteban.
Esteban confiesa que trato de mantener distancia profesional: «No lo fui conversando, de hecho, yo nunca lo hablé con él. Nunca le he dicho que es un fenómeno, nunca le he dicho que me parece un fuera de serie, siempre que converso con él, lo converso como el profesor y no como el hermano, pero desde muy temprana edad hace lo que está haciendo ahorita». Sin embargo, también destacó que, «siempre ha sobresalido, siempre ha hecho muchos goles, siempre han hablado de él, incluso considero que es una de las situaciones que ha hecho que a él (David) no le sorprenda nada. El jugar profesional, el jugar Copa Libertadores, a su temprana edad, no lo ha sorprendido y es porque desde muy pequeño ha mostrado ser especial y lo sigue haciendo».
La definición de un diferente
Los que han tenido la oportunidad de compartir con la estrella de la Sub-17, tanto fuera como dentro de la cancha, destacan muchas cosas de su juego, pero sobre todo de su personalidad. Impresiona porque no podría calificarse como «normal», para un jugador tan joven.
Marcando un paralelismo con una situación ocurrida el año pasado en la Liga FUTVE, Kevin Kelsy, delantero en aquel momento de Mineros de Guayana (hoy en el Shakhtar Donetsk) y recientemente compañero de David Martínez en el Sudamericano Sub 20, anotaba su primer gol en primera división a los 18 años, rompiendo en llanto ante tal situación. El día anterior el juvenil de Monagas, se convertía en el primer jugador nacido en el 2006 en anotar en un gol en competencias de América (Conmebol y Concacaf) y el segundo, nacido en esa fecha, en convertir entre las 50 mejores ligas del mundo. Aquella noche celebró de manera bastante mesurada.
«Él es muy particular, es un chico que es fuera de la cancha, es muy callado, muy tranquilo, ordenado, la verdad que ese tiempo que estuvo con nosotros fue muy bueno. Entrenando es muy bueno también. Futbolísticamente es un jugador de esos determinantes, yo creo que la palabra justa es determinante, en todo lo que hace, es de esos jugadores que aparecen en los momentos que tienen que aparecer, y que cumple su rol de jugador distinto» definía Daniel Cesca sobre sus cualidades.
Esteban lo define de la misma manera: «Determinante. Determinante porque es inteligente, porque decide bien, porque tiene gol, porque tiene pase-gol, porque es veloz, porque te puede definir el partido en una jugada y por eso lo defino como un jugador determinante».
Para complementar la imagen que tenemos hoy día del capitán de la Vinotinto Sub 17, es fundamental entender parte de la formación que ha tenido a lo largo de su novel carrera. Cesca comenta qué, «en su momento, a corta edad, le hice entender que él tenía que acostumbrarse a convivir con ser un jugador diferente y con llevar esa mochila de hacer cosas que los otros no hacen, y que tenía que demostrarlo partido a partido, porque realmente futbolísticamente lo puede hacer». Y luego está su carácter: «Tiene una personalidad muy fuerte dentro de la cancha, hasta te diría que a veces hay que frenarlo por porque es temperamental, entonces es una combinación divina para crear un jugador de otra de otra dimensión».
Casi como vaticinando de lo que venía para su carrera, Cesca relata una anécdota que dice mucho sobre el momento que vive actualmente el jugador: «Me di cuenta de que iba a ser el mejor. Recuerdo que le dije que él tenía que ser el “10” de una Selección Sub 17 que lucharía para llevar a Venezuela a un Mundial, él tenía que ser ese jugador diferente. Hace bastantes años atrás que se lo dije porque veía el potencial que él tenía».
A lo largo de los años, uno de los aspectos más resaltantes de David, ha sido su capacidad para jugar ante rivales mayores que él, ya sea en en las categorías menores, formando parte de un selectivo de Monagas SC que lo conformaban futbolistas hasta cuatro años mayores que él. Y cuando empezó a entrenar con el primer equipo de la institución azulgrana, de la mano de su actual técnico, Jhonny Ferreira, a mediados de 2020.
Lo que muestra hoy en el Sudamericano, y desde que dio sus primeros pasos en el fútbol profesional no es casualidad. Cesca recalca que, «él, individualmente podía agarrar la pelota y llevarla de un arco a otro, contra rivales físicamente superiores a él, aparte que colectivamente entendía todo, hacía jugar al resto de sus compañeros. Eso también vale mucho, porque hay jugadores que se destacan desde lo individual, pero que colectivamente les cuesta entender el juego, en ese sentido él entiende absolutamente todo, por eso a corta edad él se adaptó muy rápido, porque es muy inteligente, y sabe de la manera que tiene que jugar cuando está en desventaja física. Es otra de las cualidades que también llamó mucho la atención de cada entrenador que lo tenía en sus filas siendo el más chico, la verdad que es admirable».
Recientemente David Martínez admitió en Ecuador que su modelo a seguir es Lionel Messi, algo que quizás no sorprende demasiado, pero que habla mucho de su juego, pues siendo zurdo y al ver su forma de jugar, nos recuerda incluso más a esta última etapa del astro argentino, de menos vértigo, pero de mayor juego asociado. Hemos visto a Martínez hilvanar jugadas desde zonas defensiva, en busca de brindarles una oportunidad a sus compañeros, porque mucho de su juego recala en eso, más en el pase-gol y en la visión de juego, que en la definición.
Existe un lazo fino que une a Martínez con su ídolo, pues Cesca lo compara con uno de los jugadores que tuvo la oportunidad de descubrir en Argentina, que jugó un partido en el estado Anzoátegui y fue compañero de Messi en la selección: José “Principito” Sosa. «Lo tuve de pequeño, hizo una carrera enorme, lo llevamos del equipo del pueblo, que es el Club Atlético Carcarañá, a Estudiantes de La Plata a los quince años, quedó seleccionado y de ahí hizo carrera a los 22 años se fue al Bayern Múnich, después jugó en el Nápoles, Milán, Atlético Madrid, en equipos grandes de Turquía«, recordó el santafesino.
«Es un jugador muy parecido por el estilo, por el tranco que tiene, el cambio de ritmo, la elegancia, la técnica, la pegada, es un jugador que lo comparo mucho. Ojalá David (Martínez) tenga en un futuro una carrera igual o mejor de la que tuvo José», añade con un tono de ilusión en su voz. Sosa jugó titular en el partido histórico, en el que Venezuela le ganó 1-0 con gol de Fernando Amorebieta en Puerto La Cruz, hace 12 años, Cesca por aquel momento recuerda que lo fue a visitar y Sosa le confesó que, «después de la entrada en calor, a Messi le tuvieron que hacer asistencia en el vestuario porque se había descompuesto, de la humedad, del calor que hacía y eso que era de noche».
La persona detrás de la promesa
Entre los argumentos que suelen generar incertidumbre en el analista y seguidor venezolano, hay uno que sale a flote cuando nace una joven promesa: el comportamiento fuera del terreno. «Para este tipo de jugadores es muy importante el entorno, primero el entorno familiar, y en este caso, uno está tranquilo, porque sabe que está muy bien rodeado. Conozco a su agente, es muy buena persona y que creo que está en detalle de lo humano. Después, a nivel del club, David (Martínez) está muy contenido desde la presidencia de Nicolás Fernández, con todo lo que viene haciendo por él desde que era pequeño, lo viene llevando paso a paso. Hay muy buenos profesionales a cargo en cada área, que eso también es importante, porque David está en pleno desarrollo, y tiene que tener un buen manejo desde todas las áreas», precisó Cesca.
El club y el cómo sepan llevar su carrera termina siendo incluso más importante que el talento mostrando en cancha, algo que en los últimos años ha padecido de alguna u otra forma el futbolista venezolano. Por lo cual Cesca considera que Monagas hoy día es uno de los mejores clubes para desarrollar jugadores juveniles y profesionales, por la estructura y la inversión que viene realizando su presidente, Nicolás Fernández, a lo que el agrega: «Esperemos que también la suerte lo acompañe, porque hay muchos factores que no dependen de David, ni de los que lo contienen, así que, ojalá Dios lo proteja y tengamos ese jugador diferente que nos dé cosas importantes a lo largo de estos años, que en algún momento nos lleve a los primeros puestos mundiales. Seguramente así será».
Por su parte, Esteban Martínez, nos comenta que, en el círculo familiar, su hermano menor es muy distinto a cómo es en la cancha: «En la cancha ves que no habla, ves que a veces es muy frío, pero con la familia es distinto, porque tiene mucha confianza y conversa. Sí tiene sus momentos, en los que yo digo: “Está en su mundo”. A veces se mete en su mundo, en el cuarto con teléfono, pero como un chamo normal de su edad, que bochinchea de momento. Muy sentimental, de lindo corazón, pero diferente a como lo vive en la cancha».
Hay un momento especial en este Sudamericano Sub-17 que le confirmó a Venezuela de que estaba hecho David Martínez y que lo catapultó como una figura indiscutible del torneo. Fue ese golazo en el tiempo agregado para empatar el compromiso ante Paraguay, pero para su círculo personal, algo más importante terminó llamando su atención. «Cuando yo lo veo llorar, me conmovió mucho, los que lo conocemos, sabemos que hace gol, y apenas se ríe, uno piensa: “¿Será que este tipo siente algo?, en la repetición veo que cuando hace el gol sale corriendo medio arruga la cara, yo digo: “¡No, va a llorar!”, después veo la foto, y él me lo confirma. Sentí felicidad, porque él sabe que tiene una responsabilidad sumamente enorme con ese grupo de la selección Sub 17, él sabía que tenía que aparecer, que tenía que hacer valer ese ese apodo («La Joya») que le pusieron y él es cien por ciento responsable, sabe lo que lo que significa tener el dorsal número 10, ser el capitán. Conversamos mucho sobre eso antes del Sudamericano, él sabe todo lo que significa esto, sabía que tenía que aparecer igual y de qué manera apareció», ratificó su compañero de equipo y hermano mayor.
Después de ese partido y a lo largo del torneo han surgido muchísimas comparaciones y críticas con respecto a otras promesas del balompié que brillaron igual en este tipo de torneos, la familia de este protagonista tiene una opinión muy clara. «Pienso que cada venezolano tiene derecho a escribir su propia historia. No es justo que lo comparen diciendo: “Mira a Soteldo, que mira a Peñaranda, que mira Samuel. Que son talentos perdidos”. Aquí todos los venezolanos tenemos derecho a escribir nuestra propia historia y David está escribiendo la de él; tiene la responsabilidad de marcar su trayectoria, de marcar su carrera, de hacer las cosas bien», enfatizó el hoy central y volante de Monagas, Esteban Martínez.
A pesar de todo, la realidad no deja decirnos que este adolescente de 17 años no es más que un joven que apenas da sus primeros pasos en el fútbol profesional, pero que es consciente de todo lo que lo rodea. Y al final, no deja de ser eso, un chamo. Cesca comparte una última anécdota sobre David. «Recuerdo que ármanos un torneo junto con Nicolás (Fernández) para hacer competir ese grupo que siempre llevábamos para todos lados (el equipo 2005), grupo por el cual tanto le colmaba la paciencia. Armó con Juan Carlos Ferro, un cuadrangular entre Caracas Fútbol Club, Deportivo La Guaira, Metropolitanos y nosotros. Era un todos contra todos, los ganadores jugaban la final. Los chicos ganaron el torneo y David hizo un desastre, siendo un torneo categoría 2005», pero el “10” tenía que dejar su huella, «Él le hace el gol a Caracas para clasificar a la final, un golazo, de primera por encima del arquero, con borde interno, una pelota que venía cruzada, y se dio vuelta, giró. Estaban todos los presidentes en el balcón de la Universidad Santa María y le hizo un gesto con las manos, como diciendo: “¿Qué pasa? ¿Qué pasa?”. Después, cuando baja Nicolás, me dice: “No puede ser, ese chamo, tiene mucha personalidad impresionante”.
De esa misma forma, puede mostrar su lado más infantil y quizás noble, por describirlo de alguna forma. Esteban recuerda lo que pasó tras el último viaje internacional juntos, el año pasado, cuando David debutó como profesional, ante Everton de Chile por Conmebol Libertadores. «El aeropuerto de Santiago, es grandísimo. Ya para regresarnos a Venezuela, nos estaban chequeando, y yo voy detrás de David. Por alguna razón, se estaban tardando con el chequeo. Entonces, nadie realmente sabía por dónde ir, todo éramos como como hormiguitas. Solo seguíamos al primero, pero por todo ese proceso, obviamente, ya habían pasado varios, y yo no veía el primero, yo solo veía a David que estaba delante de mí, y en teoría, David veía que estaba delante de él y así sucesivamente».
Continúa Esteban: «Yo voy confiado. Lo único que veía era a David, yo no veía más nadie. Bueno, yo voy caminando metido en el teléfono (dice entre risas). Llega un momento donde nos encontramos con dos caminos, y David se para, le pregunto qué pasó. Me dice: “No sé dónde ir”, te puedes imaginar, yo lo quería matar, te lo juro, en ese en ese momento le eché un regaño: “¿David tú te volviste loco? ¿Cómo que no sabe dónde ir?”.
«Él preocupado me juraba que no sabía, que se había perdido, y cómo él vive en Júpiter (más risas). Le digo: “No puede ser que tú me hagas esto”. Terminamos eligiendo al azar, le dije que nos fuéramos para la izquierda, seguimos caminando y ya al final, sin exagerar, vimos como a cien metros, una franela de Monagas y ahí apretamos. Después que llegamos, le digo a David: “Chamo, tú no puedes vivir en la luna, tú tienes que despertar, si nosotros nos perdemos, perdemos el vuelo”. Me responde: “Sí sí, tienes la razón’»», concluye el relato.
Este es David Martínez, un chamo, un futbolista, una promesa, un capitán, una joya, pero también un venezolano más, de los que se esfuerzan día a día y que actualmente está luchando por sacar a la selección adelante, porque a pesar de todos las vicisitudes que se presentaron en el camino, no para, tiene una responsabilidad y sueña con dejar el nombre de Venezuela grabado en un Mundial.
Por Christian Delgado