El 26 de junio, agentes encapuchados arrestaron a Franklin Chacón, miembro del Comando Venezolano. Esto ocurrió en el sector La Palmita del municipio Panamericana del estado Táchira. Franklin organizó apoyo a la visita de María Corina Machado a la entidad. Su arresto se suma al de muchos otros líderes comunitarios que participan en la campaña electoral en diferentes regiones del país.
A este tipo de detenciones arbitrarias, que no se rigen por las leyes y desconocen el derecho a la defensa, se suman las de transportistas, vehículos de motor, propietarios de equipos de sonido y quienes prestan asistencia en los recorridos; además de la incautación de sus herramientas de trabajo y también el cierre de las empresas que atienden al equipo de Machado y Edmundo González, el candidato de la Plataforma Unitaria.
Este aumentó en el segundo trimestre de 2024 por el impacto en la población que tuvo la candidatura de Unidad y la alianza Machado y González.
El informe “10 años de persecución en Venezuela: la consolidación de un sofisticado sistema de represión” presentado por la ONG Centro Justicia y Paz (Cepaz) registró que En los primeros tres meses de 2024 hubo 141 casos de persecución y criminalización contra opositores.
A medida que avanza la campaña electoral, también se intensifica la persecución contra líderes y personas que apoyan la Plataforma Unitaria. El mayor ejemplo de ello fueron las órdenes de aprehensión contra casi todo el equipo dirigente de Vente Venezuela, seis de ellos refugiados en la embajada argentina desde finales de marzo, incluida la jefa de campaña, Magali Meda.
Él informe cepaz Fue presentado el 25 de junio por Beatriz Borges, directora ejecutiva; Nicole Hernández, investigadores; y Faisal Yamil Meneses, coordinador jurídico de la organización civil. Al presentar las cifras de la investigación, Hernández destacó que 2024 fue el período más oscuro de persecución y criminalización que se ha vivido en los últimos diez años.
El informe sostiene que la política de persecución y criminalización existente en Venezuela se entiende como el conjunto de acciones represivas que, por la forma sistemática y reiterada en que se desarrollan, pueden determinarse para responder a patrones establecidos: son llevadas a cabo por el gobierno mediante el uso indebido del poder del Estado y el control de las instituciones, y están dirigidos a un individuo o un grupo de individuos que el gobierno considera enemigos de sus fines, basándose en la permanencia indefinida en el poder.
A pesar de que el Estado venezolano ha sido objeto de múltiples evaluaciones y ha recibido recomendaciones de mecanismos internacionales para enfrentar y contrarrestar las deficiencias estructurales que han llevado al país a la “Emergencia Humanitaria Compleja” y a la situación de graves violaciones a los derechos humanos, La implementación de estas recomendaciones ha sido nula o extremadamente limitada, indica el estudio de CEPAZ.
Tres años de una fuerte persecución
A partir de 2021, ante una política de Estado encaminada a fortalecer la aplicación de modelos que persiguen y criminalizan a actores del espacio cívico, Cepaz ha decidido realizar el seguimiento mensual que realiza desde 2014.
Sí De enero de 2021 a marzo de 2024 Cepaz documentó 2.098 casos de persecución y criminalización186 hechos ocurrieron contra organizaciones no gubernamentales y defensores de derechos humanos, 730 contra personas vinculadas a la política, 472 contra la población, 701 contra trabajadores de la comunicación y 9 contra universidades.
Casos de persecución y criminalización (anual)
- 2021: 820
- 2022: 523
- 2023: 614
- 2024 (primer trimestre): 141
Los autores habituales
Las instituciones y organizaciones del Estado son parte del complejo sistema de persecución y criminalización de los ciudadanos. El estudio de Cepaz detalla mediante qué organismo público se llevaron a cabo los casos monitoreados.
Entre los 2.098 casos estudiados en los últimos tres años, destaca que 571 fueron ejecutados por fuerzas de seguridad del Estado; 255 casos fueron aplicados por la Asamblea Nacional de 2020; 566 casos de funcionarios estatales, entre alcaldes, gobernadores, ministros y trabajadores públicos; 133 de la Justicia; 74 del Ministerio Público; 46 del Poder Ejecutivo; 39 de la Contraloría General de la República y 167 de personas que apoyan al gobierno.
Entre las acciones más recurrentes se encuentran 881 casos de amenazas y acosos; 205 detenciones arbitrarias; 49 inhabilitaciones políticas; 6 invalidaciones de partidos políticos; 3 murieron bajo custodia estatal (presos políticos); 168 procesos judiciales; 31 presos políticos trasladados arbitrariamente; 1 asesinato por negligencia del Estado.
Desde 2014
Cepaz inició un riguroso seguimiento de los casos de persecución y criminalización a raíz de las intensas movilizaciones que se produjeron en 2014, luego de un proceso electoral muy cuestionable.
A través del análisis de 35 casos emblemáticos, se encontraron violaciones de derechos humanos y se concluyó que no se trataron de hechos aislados, sino que respondieron a una estrategia deliberada de persecución en un intento de silenciar la disidencia.
Entre otras acciones destacaron la apertura de procesos judiciales, allanamientos irregulares, inhabilitaciones políticas y elevación de la inmunidad parlamentaria.
La persecución de la sociedad civil
El informe de 2015 amplió su enfoque más allá de los líderes políticos de la oposición, dejando claro que la persecución se extiende también a otros grupos. Entre las víctimas identificadas se encuentran estudiantes y activistas, organizaciones no gubernamentales y periodistas.
En 2016 y el primer semestre de 2017 se documentaron 1.138 casos. El año 2017 estuvo marcado por una agenda de protesta social motivada por la crisis económica, social y política. Estas manifestaciones, que buscaban exigir derechos fundamentales y expresar el descontento general de la población, fueron recibidas con un importante aumento de la represión y persecución por parte del gobierno, con el uso desproporcionado de la fuerza y la implementación de durísimas tácticas represivas para silenciar las voces disidentes. . .
Durante este período se detectaron nuevos patrones de persecución, entre los que destacaron los siguientes: apertura de procedimientos judiciales ante tribunales militares; cancelación de pasaporte; persecución de familiares; destitución y apertura de proceso contra los alcaldes.
En ese período se registraron 101 casos de activistas agredidos por amenazas y declaraciones ofensivas; 726 civiles fueron juzgados por tribunales militares; 286 violaciones a la libertad de expresión; 12 alcaldes fueron despedidos; Se registraron 10 casos de cancelación de pasaporte y 3 casos de persecución a familiares.
Fin de la institución
El estudio destaca un hecho crucial en 2017 que significó el golpe final a las instituciones democráticas: las sentencias N° 155 y 156 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que fueron privadas de las mínimas garantías legales y constitucionales.
Las sentencias ignoran los poderes de la Asamblea Nacional elegida en 2015 con mayoría de la oposición. “Estas decisiones del TSJ marcaron un punto de inflexión en la crisis política e institucional de Venezuela, ya que socavaron en gran medida la legitimidad y función del poder legislativo, consolidando el control del ejecutivo sobre el sistema judicial”, señala el informe.
Durante el periodo parlamentario de 2015-2020, la Asamblea Nacional sufrió constantes ataques por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
En este periodo Se registraron 119 decisiones emitidas por el TSJ, con las que el gobierno asumió el control absoluto del Parlamento. “Estas decisiones contribuyeron a socavar la autoridad legislativa y consolidar el poder ejecutivo, eliminando cualquier vestigio de separación de poderes”, afirma Cepaz.
La disolución de facto del parlamento estuvo, por supuesto, acompañada de un feroz ataque contra los diputados de la oposición.
Parlamentarios en el exilio
Los patrones de persecución documentados en este período incluyen inhabilitaciones políticas, apertura de procedimientos judiciales ante tribunales militares, cancelación de pasaportes, prohibiciones de salida del país, persecución contra familiares de diputados, violación de la inmunidad parlamentaria, aquiescencia en actos violentos contra parlamentarios, detenciones y allanamientos. en propiedad privada.
La molestia es amenazas llevaron a 33 diputados al exilio y otros 3 a refugiarse definitivamente en las embajadas. Esto representa un subregistro, ya que muchos casos no se han reportado públicamente.
Llamado a detener la persecución
La amplia documentación de años de persecución y criminalización recopilada por Cepaz, en sus conclusiones, resalta el carácter sistemático de la represión en Venezuela pero al mismo tiempo el informe sirve como testimonio de la crisis de derechos humanos que se prolonga desde hace una década en Venezuela. . el país
“También se convierte en una lLlama urgentemente a la comunidad internacional a trabajar de manera coordinada ante la crisis multidimensional que aqueja a la población venezolana durante al menos una década, y al Estado a detener la persecución y establecer mecanismos efectivos para la búsqueda de justicia, rendición de cuentas y reparación para las víctimas y sus familiares.
Como su principal llamado, Cepaz invita a los organismos internacionales a “mantener y fortalecer sus mandatos de seguimiento, protección e investigación sobre la situación de derechos humanos en Venezuela, asegurando la continuidad de mecanismos independientes como el Misión internacional independiente de investigación de las Naciones Unidas“.
En cualquier caso, mientras avanza la campaña electoral, que ya entra en su etapa final, ocurre todo lo contrario: más persecución, más acoso.