Los tachirenses llegan por municipios como Bolívar, Pedro María Urena y García de Hevia. Las autoridades colombianas cuentan más de 8.390 personas desplazadas que se encuentran en refugios en Cúcuta para salvar sus vidas.
San Cristóbal. “Los disparos nos despertaron y dije: ‘Nos van a matar a todos‘”, frase utilizada por Tatiana Álvarez, originaria de Táchira, quien reside desde hace siete años en el municipio de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, Colombia. Allí emigró en busca de mejores oportunidades de vida, y porque de los conflictos entre el ELN y los rebeldes de las FARC, regresó a Venezuela.
La crisis económica la obligó hace un tiempo a huir a un país vecino. Junto con su marido consiguió un trabajo en una granja y durante años sintió una “tranquilidad nerviosa”. Luego se convirtió en un antagonismo cuando se desató un incendio entre ellos. Grupos armados.
La violencia continúa hasta el día de hoy. 22 personas murieronSegún los registros del puesto de mando unificado establecido por el gobierno de la ciudad fronteriza. Sin embargo, el Registros complementarios Se han reportado más de 80 muertes. Las autoridades dicen que muchos de ellos permanecen en sus casas porque los expertos forenses tienen dificultades para sacarlos.
Los mismos familiares están enterrando los cadáveres que han dificultado el conteo de las víctimas de la guerra en la frontera colombo-venezolana. Álvarez dijo que tomó la decisión la madrugada del sábado. Regreso a Táchira Con su marido y sus dos hijos, afrontó la perspectiva de seguir viviendo en la ciudad.
“Estábamos durmiendo y escuchamos disparos y nos metimos debajo de la cama porque pensamos que podrían entrar a la casa a matarnos como lo hacen en otros sectores”, dijo.
El panorama de esta niña no mejoró por la mañana. Al mirar por la ventana, vio a sus vecinos salir de sus casas con poca ropa y trozos de tela blanca atados a un palo en señal de paz.
Viajar a Venezuela no iba a ser fácil, por lo que pidió ayuda a su familia.
“Llamé a mi hermana Raisa que vive en San Joseto (Municipio de Torpes) y a Angélica que vive en América para que me prestaran un préstamo. Si nos quedamos, corremos el riesgo de quedar atrapados en el fuego cruzado o de que se lleven a nuestros hijos”, afirmó.
Condenó tal campo la barcazaHombres armados entraron en las casas, sacaron a la gente y la mataron sin decir una palabra. Por eso, para salvar su vida y la de su familia, regresó a esa empresa.
Con algo de ropa, dinero prestado y la incertidumbre de lo que iba a pasar, logró llegar a Cúcuta. A pesar de que sus amigos le sugirieron que se quedara en un albergue, cruzó la frontera hacia Táchira. Cuando llegaron a San Antonio, un familiar los estaba esperando para llevarlos a casa.
“Fue horrible regresar, al salir vimos el cuerpo sin vida de un niño, nunca lo vi pero estaba tirado en la carretera sin que nadie pudiera hacer nada”, dijo.
Cuando se le pregunta si regresaría a Dibu en caso de un alto el fuego, dice que tendría que pensarlo, aunque no lo descarta. Tenía un trabajo en Columbia y sus dos hijos asistían a una escuela de la ciudad. “Me ganaba la vida allí, pero tengo miedo de volver porque temo que algo me pase a mí o a mi familia”, dijo.
Regresan los tachirenses
Hugo Saavetra, vicepresidente de la Asamblea Nacional, destacó que “la situación es delicada”. Llamó a las autoridades venezolanas a brindar la asistencia humanitaria necesaria a las personas refugiadas en el país.
“Los inmigrantes venezolanos llegan a la región a través de los municipios de García de Hevia, Bolívar y Pedro María Ureña”, dijo.
Pidió al gobernador del estado, Freddy Bernal, fortalecer la seguridad en la frontera colombo-venezolana y no permitir que grupos armados intenten generar conflictos en territorio nacional.
migrado
El alcalde del Municipio de Cúcuta, Jorge Acevedo, dio a conocer la cifra Desplazados de Ketutumpo Hasta el momento han participado 8.390 personas.
Unas 800 personas se encuentran en el estadio General Santander y otras 1.400 están alojadas en hoteles. Otro grupo pasó la noche en casas de familiares o amigos, mientras que otros regresaron a sus propias residencias.
Mientras tanto, las autoridades continúan implementando camiones con mercancías Para atender a personas incluyendo mascotas.
El secretario de Medio Ambiente, Cristiam Jiménez, explicó que en La Cabara se distribuyeron más de 240 kg de comida para perros y 240 kg para gatos para los animales vulnerables de esta comunidad.
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“Estamos encerrados, con poca comida y mucho miedo”, afirma un residente de Tibu tras los enfrentamientos en Ketumbu.