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Barcelona, el metro para, las puertas se abren y los viajeros van a continuar con sus actividades diarias. Lo que no saben es que, mientras hacen eso, un explosión de energía a la superficie para cargar el vehículo eléctrico.
La ciudad de Barcelona ha aportado una colección de tecnologías de energías limpias para ayudar el transporte público es más ecológico, al mismo tiempo que hace su parte para combatir el cambio climático y ayudar en la difícil transición de Europa al mercado privado de vehículos eléctricos.
Dieciséis estaciones El metro de Barcelona forma parte de su nuevo proyecto MetroCharge, mediante el cual la energía de las paradas de los trenes subterráneos se utiliza para alimentar los trenes y las propias estaciones, mientras que el resto se envía a través de cables a los puntos de recarga de los coches particulares.
Perdido Los frenos automáticos llevan décadas en los trenes y también se utilizan en algunos coches. Disponen de un motor eléctrico que carga la energía utilizada en la función de frenado que se perdería en forma de calor en los frenos convencionales. Esa energía se puede utilizar inmediatamente para acelerar el coche o, en el caso del metro de Barcelona, enviarla por cables para suministrar electricidad a la estación o para cargadores de coches eléctricos.
Álvaro Luna, profesor de ingeniería eléctrica de la Universidad Politécnica de Cataluña, dijo que eEl programa es exitoso en la medida en que permite dirigir la energía renovable a usos locales específicos, en este caso para alimentar los coches eléctricos estacionados en las inmediaciones. Eso, dice, aumenta la productividad.
“Lo que está pasando allí es que en los cargadores de coches que se instalan en lugares concretos, parte de la energía, en lugar de tener que viajar a la red, ahora va directamente a los puntos de carga, lo que permite, por ejemplo, que aquellos que los promocionan, para ofrecer ofertas de bajo costo para la carga, porque todavía tienen ese aporte extra de energía”, explicó Luna.
Añadió que, en su opinión, “la innovación es más desde el punto de vista arquitectónico urbano, pudiendo combinar los usos de la energía con los usos de la propia ciudad”.
Hacer un mejor uso de la energía se ha convertido en un pilar clave para reducir calentamiento global. El año pasado, los países en las conversaciones sobre el clima de la ONU y el Grupo de los 20 países más industrializados acordaron duplicar la eficiencia energética para 2030.
Jordi Picas, responsable de programas de TMB, metro de Barcelona, afirmó que la empresa pública estima que puede recuperó 7,3 millones de euros (7,6 millones de dólares) gastados en MetroCharge, que incluye fondos de la Unión Europea, en cuatro años gracias a la reducción de los costos de energía.
El sistema, que también incluye paneles solares, proporciona todos las necesidades eléctricas de 28 de las 163 estaciones de metro, desde luces hasta ascensores y sistemas de aire acondicionado, y ahorrar un 6% de la energía total utilizada por el metro, según Picas. Un total de 2,3 millones de personas toman el metro de Barcelona en un día laborable determinado.
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