Al exponer los escenarios que podrían desarrollarse a partir del 10 de enero cuando debería iniciar el nuevo período presidencial 2025-2031, el investigador Benigno Alarcón dijo que por el conflicto que genera el resultado de las elecciones presidenciales. “Ahora tenemos la caja de Pandora abierta. en el que pueden pasar muchas cosas. “Esto sucede precisamente porque hay un resultado oficial que es muy cuestionable y que nadie acepta como cierto”.
En el encuentro Prospectiva Venezuela-2025 Semestre I, el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello, advirtió que casi todo el país está a la espera de ver qué sucederá el 10 de enero, que será el resultado de todo esto.
Benigno Alarcón observa que lejos de las personas que pasaron página en relación al cuestionamiento del resultado oficial, El conflicto sigue vigente, aunque ha entrado en una fase de congelación: : “Es como si hubiéramos guardado toda la situación en un frigorífico esperando a ver qué pasa el 10 de enero”.
Según los estudios cualitativos y encuestas analizados por la CEPyG, existe consenso en la opinión pública de que Edmundo González Urrutia ganó la elección y dos tercios de los encuestados reconocen haber dado su voto. Los niveles de liderazgo de María Corina Machado y González se mantienen hoy prácticamente intactos. La frustración del pueblo por lo sucedido no ha sido superada y parece que todo se ha detenido y están esperando el 10 de enero.
Lo que quieres, lo que es realista.
Los escenarios esperados son múltiples, según los estudios del equipo de investigadores, pero se pueden resumir en dos principales que, como explica Alarcón, son muy similares a los días previos al 28 de julio.
Uno es la ansiada negociación que nos conduzca hacia una transición política ordenada y tranquila.
En el otro escenario, por el contrario, el conflicto comienza a crecer porque el resultado oficial se mantiene, no hay negociación de ningún tipo y un sector importante de la oposición y del país no acepta el resultado impuesto por el TSJ.
Alarcón destacó que, en este caso, una parte importante de la comunidad democrática internacional aumentará la presión para que el resultado que se reconozca sea el que la mayoría del país ha dado por seguro, que es la victoria de González.
El escenario de conflicto puede tener resultados muy diferentes, desde una represión masiva como la vivida después del 29 de julio, o un escenario donde, ante la perspectiva de enfrentar a los ciudadanos con la violencia, hay sectores oficialistas que terminan por optar por sentarse en una mesa de negociación para resolver el conflicto por otros medios.
Según el director del CEPyG de la UCAB, el resultado que conduzca a un escenario de transición depende de la sincronización de cuatro factores: un acuerdo que permita reducir los costos de la tolerancia a un cambio de gobierno para los actores clave que contribuyen a su sustento; presión ciudadana; presión y persuasión internacional; y el retorno de la FANB y las fuerzas policiales a la posición de neutralidad institucional que les corresponde según la Constitución y las leyes.
Según Alarcón, si no se produce tal confluencia, el escenario de fortalecimiento de una autocracia será más probable. Sin embargo, insistió en que uno de los dos escenarios sigue siendo válido no sólo para el 10-E, sino para una parte importante del próximo año.
Presión internacional
En cuanto a la posición internacional, para Alarcón lo previsible es que la presión seguirá aumentando a medida que nos acerquemos al 10 de enero. Y si el resultado es un escenario de conflicto, esa presión aumentará.
“Vimos cómo la ONU habló recientemente sobre la violación de los derechos humanos en Venezuela y la persecución del sector político de la oposición. Hubo reacciones del Fiscal de la Corte Penal Internacional y lo que pasó con el presidente Petro y otras reacciones de figuras que han sido aliados de Maduro”, señaló como evidencia para reforzar la idea.
Otro dato que destacó Alarcón es que después del 20 de enero, cuando Donald Trump jure como presidente de Estados Unidos, la presión será mucho mayor. Aunque se ha observado que hay mucho lobby a favor de que Trump pase página con Venezuela por intereses petroleros, la realidad es que el nombramiento de Marco Rubio como jefe de política exterior envía una señal clara.
Así que hay pocas dudas de que al inicio de la administración Trump la presión será mayor que la actual y, en general, así será a nivel de América Latina y otros países.
¿Migramos o caemos?
Los estudios CEPyG de la UCAB también reflejan el impacto de este conflicto e incertidumbre en la migración. Alarcón dijo que el escenario migratorio es directamente proporcional al político.
La gente emigra por las condiciones económicas, por las condiciones de vida, pero esto está relacionado con la política: “Nadie cree que la vida pueda mejorar si no hay un cambio político. Las personas que toman la decisión de migrar dependen de lo que pase el 10-E. Si no hay un cambio político en enero, lo que hemos visto en algunos estudios que nos brindaron organizaciones en las que confiamos plenamente, es que hay una intención de migrar muy alta y en poco tiempo”, explicó.
Y el cálculo es importante: “Las estimaciones de las personas que decidieron irse son más de 700 mil y se dirigirán principalmente a Estados Unidos como primera opción, seguido de Colombia y Chile. Otras opciones son Perú y España”.
Quienes tienen mayor tendencia a emigrar son los jóvenes. Si no hay cambio político, la gente no esperará a ver si mejora económicamente o si el gobierno lo rectifica.
Machado y González: aquellos que son
Respecto al liderazgo político de la oposición, el director del CEPyG explicó que los estudios muestran que el pueblo mira fundamentalmente a María Corina Machado como líder del proceso que llevó al resultado electoral del 28-J y a Edmundo González como presidente- eligen y en los que basan su aceptación y liderazgo.
La gente no está mirando al resto de los dirigentes en este momento, al menos en este cruce. Los índices de aprobación del resto del liderazgo son muy bajos. Por eso todas las decisiones dependen de lo que hagan Machado y González.
Los estudios indican que Las organizaciones opositoras son bien vistas porque apoyan el esfuerzo liderado por Machado y Gonzálezpero son rechazados y cuestionados cuando no lo hacen y son vistos con gran desconfianza, como partidos que no son realmente partidos de oposición.
¿Votas?
En relación a los futuros procesos electorales, Alarcón auguró muy poco éxito, porque lo que está en boca de todos es que si antes había una desconfianza hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), ahora es mucho mayor por lo ocurrido el 28 de junio.
“Si antes había reservas sobre el valor del voto, hoy hay muchas más”afirmó: “Si las elecciones presidenciales no tienen un resultado feliz, la propensión de la gente a votar en futuros procesos electorales en el corto y mediano plazo será muy baja”.
Doble presión
Lo que se ha encontrado en los más recientes estudios de opinión sobre lo previsto para el 10 de enero es que la gente expresa la necesidad de hacer algo para que se respeten los resultados y se respeten las líneas de lo que hay que hacer. En otras palabras, esperan instrucciones.
“En torno al 10 de enero, la presión social sobre el gobierno puede aumentar si la oposición decide convocar”, dijo Alarcón.
La presión interna dependerá entonces de lo que haga el liderazgo de la oposición.
Sobre la presencia de Edmundo González en Venezuela para juramentar el 10-E, Alarcón observó que es una decisión que no está exenta de riesgos. “Hemos visto otros casos de líderes que están dispuestos a correr todos los riesgos para quedarse en su país o regresar en un momento de alto conflicto. La presencia de quien fue elegido presidente con más del 70% de los votos puede acabar siendo un enorme detonante de presión. si lo arrestan, si no le juran, si le harán daño en alguna forma o no le harán daño.
En el análisis de Alarcón, lo que está sucediendo en el país con Edmundo González y la constatación de la presencia de María Corina podrían operar como detonadores muy importantes de presión externa. Por eso el gobierno intentó alimentar los rumores de que Machado no está en Venezuela o que estaría en una embajada.
Pero esto queda en el terreno de la incertidumbre: “Veremos cuál es la decisión final de Edmundo González”.
Sectores populares y luchas internas
El gobierno está haciendo esfuerzos para recuperar la confianza en los sectores populares y Alarcón señaló como ejemplo el caso de los jueces de paz.
La razón para pedir la elección de jueces de paz va más allá de tener señores que resuelvan los conflictos de la población: con este mecanismo buscamos identificar a aquellos individuos que la comunidad respeta y tienen influencia sobre el pueblo para encontrar la manera de canalizar las relaciones sociales. control. a través de la figura del juez de paz.
Para Alarcón, uno de los mayores problemas actuales del gobierno es que ha perdido la confianza del sector popular. Se ha perdido el “sentido” de protección que existía cuando Hugo Chávez estaba vivo.
Consultado sobre si los estudios realizados investigaron las fracturas internas en el gobierno, el chavismo y en las fuerzas militares y policiales, explicó que “Cuando hay situaciones complicadas como las que tenemos ahora en Venezuela y que podrían volverse mucho más complicadas después del 10 de septiembre, podemos encontrar debates internos y actores radicales en el gobierno que decidirán hacer lo que sea necesario para mantenerse en el poder. Pero también vamos a encontrar actores moderados que apreciarán que si no consiguen mantenerse así en el poder, al final acabarán perdiéndolo todo”.
Alarcón consideró que un debate al respecto podría terminar definiendo la posición final del gobierno. Señaló que esto se ha visto en otros momentos de la historia. Recordó el caso de Chile, en el que luego del referéndum, historiadores y personas cercanas al proceso dicen que la fuerza armada obligó a Pinochet, aunque era parte de la dictadura, a reconocer el resultado y a partir de ahí comienza una transición. negociado, lento, que permitió a Chile volver a tener democracia.
“Tengo la impresión de que en el gobierno puede ser completamente normal que haya actores que piensen que si deciden no negociar y mantenerse por la fuerza, o ganan o pierden todo. Mientras ellos deciden negociar y ser viables en el frente a un proceso post-transición, pueden seguir siendo un partido político, seguir existiendo políticamente y tener futuro. Creo que este es un debate que, si no ha sucedido ya, inevitablemente sucederá en cualquier momento. “.