Mérida
Es uno de los estados de Venezuela con una red de protección animal, pero aún le queda un largo camino por recorrer. La crueldad y el abandono se ven a menudo en las calles, y el gobierno sigue sin responder a innumerables peticiones de ayuda.
Sólo en la ciudad de Mérida se buscan más de 40 casas de acogida por semana para animales domésticos, gatos o perros. Esto significa que alrededor de 150 animales al mes esperan encontrar un hogar y salir de las frías y dolorosas calles.
Este planteamiento fue confirmado por la ANT, donde monitoreamos las redes sociales de cinco fundaciones protectoras de animales en Mérida. Entre ellos, Animales Sin Nombre (ASN), uno de los refugios de animales más grandes y respetados del estado, nos dijo que publica 30 animales peludos por semana en Instagram, algunos de establos y otros que se encuentran deambulando por las calles.
“Son todos de diferentes orígenes”, comentan, destacando el índice de abandono porque hay casos más urgentes que otros. Sin embargo, últimamente ha habido muchos avistamientos de cachorros en jaulas abandonadas en una plaza pública.
“Con apariencia quiere decir que no todos están abandonados. Algunos son hijos de mascotas no esterilizadas (se desconoce su estado de salud o cuidados). Otros nacieron en la calle y muchos fueron abandonados con malas intenciones”, explicaron a NTA.
Cuando se trata de adopciones, los números no son favorables. De 30 o 40 personas que buscan casas de pieles, sólo 5 o 10 las encuentran. Dejar a los demás a la voluntad de Dios.
Perros en venta en páramo de Mérida
El abandono y el abuso no son exclusivos de los países andinos. En Mucuchíes y Pico Águila desde hace años existe una venta ilegal de cachorros de determinadas razas: gigantes moros, mucuchieros y san bernardos.
La venta ilegal, prohibida por ley y rechazada por la Red de Protección Animal, no fue permitida por las autoridades que ni siquiera lanzaron una jornada de concientización sobre esta actividad buscando ganancias para los dueños de los cachorros.
Cuando uno camina por la región trasandina, ve a tipos con cachorros en brazos, ofreciendo 30 dólares a cada auto que pasa. Independientemente de su apariencia y estilo de vida, estos cachorros son geniales. Al igual que Nevado, el perro de Simón Bolívar, estos son animales aptos para el clima de los Andes.
A pesar de todas las denuncias planteadas por la Red de Protección Animal de Mérida, no ha habido respuesta por parte del gobierno. Aunque existen agencias dedicadas al cuidado y protección de amigos de cuatro patas, no cuentan con presupuestos suficientes para atender casos y refugios para perros o gatos comunitarios. El caso es que a pesar de existir la Ley de Protección de la Vida Silvestre, esta no se ha implementado.
Trabajo de la Red de Protección Animal de Mérida
Mérida cuenta con muchas organizaciones, grandes o pequeñas, que protegen a los animales abandonados o en estado muy vulnerable. ASN y Napda atienden a más de 100 animales junto con otras fundaciones como AMA Mérida, Orca, Misión Nevado y Huellitas.
Las historias de cada peludo evocan una profunda tristeza y te hacen cuestionar los límites de la maldad humana.
Entre los expuestos de la NTA destaca el Gato Félix. Llegó a casa de los Hulitas con tumores en el cuerpo y un ojo destrozado. El fundador no dudó en protegerlo, y aunque era agresivo con los demás gatos, ellos tuvieron paciencia con él para que pudiera adaptarse.
Debido a su delicado estado de salud, su tutor lo internó en una clínica veterinaria, donde le extirparon el ojo (enucleación) y le curaron las heridas. Los médicos dijeron que Félix fue brutalmente golpeado con un palo, lo que conmocionó a todos sus padres, quienes cooperaron económicamente con la fundación para cubrir los gastos.
Después de unos meses encontró un hogar donde le dieron el cariño que no recibió en sus inicios. Sin embargo, los efectos de su abuso regresaron. Félix actualmente padece leucemia y un virus respiratorio.
Al igual que la historia de este gato, hay cientos y cientos de animales domésticos que sufren el desprecio de sus dueños. Por eso, es necesario que los ciudadanos protejan a los más vulnerables y traten con compasión a quienes sufren cada día el frío en las calles.