En distintos sectores del país, los ciudadanos se reencuentran en un voluntariado social para estimular la participación en las elecciones presidenciales. Para María Teresa Urreiztieta, doctora en Psicología Social, estas son las nuevas bases sociales que van a reconstruir la democracia.
Altagracia de Orituco. Maryuri Castillo sostiene una caja de cartón que muestra a los vecinos como una máquina electoral. La hizo con papel reciclado, pintura azul y el tarjetón. Ella es docente de educación primaria. Tiene 51 años de edad y vive en Camoruco, una zona de Altagracia de Orituco en el estado Guárico. Junto a otras maestras y miembros de la comunidad enseñan cómo votar.
La primera vez que el grupo de vecinos se reunió fue en la casa de Omaira González, una de las maestras jubiladas que acompaña a Maryuri. A diario decían “tenemos que hacer algo”, pues asumieron el compromiso de no dejar solo el centro de votación del sector, uno de los más grandes del pueblo.
Desde finales de mayo empezaron a preparar a los electores. Recorrieron las 14 veredas de Camoruco: tocaron puertas, preguntaron cuántos votan y mostraron la tarjeta de la Plataforma Unitaria.
A los pocos días notaron que muchos desconocen cómo votar, al candidato y su ubicación en la boleta. Entonces pensaron en replicar una máquina de votación. El 6 de junio pasado cuando se reunieron en la casa de Maryuri para conversar sobre cómo la utilizarían, no había luz. En la zona tienen racionamiento de cuatro horas todos los días. Un bombillo recargable las alumbró.
Desde entonces, la máquina también recorre las calles. El grupo camina unas dos horas diarias, van calle arriba y calle abajo del pueblo. A veces “apuraditos” antes de que llueva, otras, hacia el final del día para protegerse del sol.
—Lo primero es familiarizarse con el tarjetón y ubicar a su candidato. No vaya a estar tocando la pantalla hasta no estar seguro— repite Maryuri.
Mientras, Omaira le explica a las personas que deben contar en la primera fila de la boleta hasta cinco y luego ir abajo para encontrar a Edmundo González, el candidato de la Plataforma Unitaria. Este grupo es parte de los ciudadanos que buscan el cambio político en las elecciones presidenciales.
La boleta tiene 34 tarjetas, en las cuales 13 son de Nicolás Maduro y están en posiciones preferenciales. Apenas tres pertenecen a González Urrutia, quien inicialmente fue postulado para resguardar la tarjeta de la opositora Mesa de la Unidad Democrática. Otros ocho candidatos ocupan tarjetas opositoras judicializadas por el Gobierno, entre ellas, los partidos tradicionales (Acción Democrática, Copei, Primero Justicia y Voluntad Popular).
Maryuri y Omaira saben que animan a votar bajo duras condiciones: el Gobierno controla los poderes públicos y recursos estatales, a la líder de la Plataforma Unitaria, María Corina Machado, quien ganó las primarias en octubre de 2023, le fue ratificada su inhabilitación. Aun así, están convencidas, y convencen a otros, de votar. Desde Camoruco, se unieron a la voz de González Urrutia.
—Presione la cara del candidato y le aparecerá la cara con la palabra votar. Ahí, la máquina imprimirá el papelito—continúa Maryuri.
En el camino se suman otros. Ya Maryuri y Omaira cuentan con un camión para la movilización de electores y con 100 hallaquitas para repartir en la cola. Además del voto, muchos preguntan cómo ayudar el 28 de julio.
Maryuri y Omaira se identifican como ciudadanas comunes, no pertenecen a partidos políticos. El trabajo que hacen cobra sentido cuando piensan que, de darse un cambio, podrán reencontrarse con sus familiares.
“Tengo 20 familiares fuera del país. Ese es el motivo más grande de ir casa por casa. Es un trabajo fuerte, pero no importa porque yo estoy luchando por nuestra libertad”, enfatiza Maryuri. Omaira habla de la calidad de vida: “Tengo a mi hija afuera y es quien me ayuda. Yo soy profesora categoría IV y mi quincena son 415 bolívares. Ya van 20 días que no nos mandan agua. Y hace nada que llegó la luz”.
Entre ellos buscan motivarse por el cambio político después de 25 años de chavismo: son vecinos, familiares y amigos que tejen redes para buscar los votos en su calle, vereda, sector y zonas próximas. “Estamos ante la emergencia de las nuevas bases sociales para la democracia por venir”, piensa María Teresa Urreiztieta, doctora en Psicología Social, profesora de la Universidad Simón Bolívar y experta en nuevos malestares sociales.
Pese a lo atípico de las elecciones, la incertidumbre y la desconfianza, Urreiztieta cree que con la organización “la gente se siente más segura y acompañada”, dice, “hay una construcción de confianza y convivencia frente a los desafíos que tiene el ciudadano”.
En el grupo de WhatsApp “Fuerza unitaria con MCM”, donde están las maestras Omaira y Maryuri, queda en fotos la evidencia de la jornada de cada tarde y próximas convocatorias: “A las 4:00 p.m. nos vamos a concentrar en la calle 1 de Guaiqueríes para un casa por casa”. “Mañana a las 9:00 a.m habrá un equipo en la calle Ilustres Próceres enseñando a votar”.
El país viene de una fragmentación del tejido social. Urreiztieta le llama “crisis de convivencia” como resultado de la polarización, la división e incluso la emigración, cuyo impacto se asienta en la ruptura de la relación con el otro.
Su recuperación “implica la restauración del vínculo social, de una forma de resistencia y de empoderamiento ciudadano. Podemos describirlo como acción colectiva dirigida a construir una acción que transforme y alcance los ideales de la democracia”, destaca.
Experiencias como las de Omaira y Maryuri hablan precisamente de construcción del nuevo tejido.
En palabras de Urreiztieta, hay una necesidad ciudadana de ser actor y partícipe del cambio, alimentado por el sufrimiento social y el hartazgo por la calidad de vida: “La necesidad de una vida plena es una necesidad inherente en política y psicopolítica. Cuando se abre la posibilidad de participar en un cambio, con respeto y con tolerancia, los grupos empiezan a tomar iniciativas extraordinarias fuera de su vida cotidiana con la esperanza de que pueden ser parte de ello”.
El estudio Narrativa Ciudadana, publicado en 2023 por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno “Padre Francisco José Virtuoso S.J”, evidencia la necesidad de cambio gestionado por los propios ciudadanos.
En la encuesta se consultó sobre quién tiene la capacidad real para hacer un cambio político. La mayoría (60,6 %) dijo “nosotros mismos, todos nosotros” y 36 % “los ciudadanos, la gente”. En contraste, muy poco se espera de otros actores: los militares 18,7 %; la comunidad internacional 17,8 %; las otras oposiciones 11,8 %; la oposición representada en la MUD 10,1 % y factores internos del gobierno 6,3 %.
Pedro González Caro, subdirector de la institución y miembro de la coordinación nacional Creemos Alianza Ciudadana, destaca la idea de la organización como forma de sobrellevar la crisis.
“Hay un proceso de maduración y de aprendizaje, también de separación de los ciudadanos en los partidos políticos. Uno entiende que una democracia sin partidos es inviable, pero también que los ciudadanos necesitan confianza en los liderazgos y en los partidos que estos representan. Entonces si no cumplen con la expectativa que tienen los ciudadanos, estos van a tratar de resolver sus propias necesidades”, dice.
“Hoy salí con mi comandito”
El voluntariado por las elecciones se fortalece en la calle. Las iniciativas consiguen asidero en la esperanza de quienes piden un cambio político. Vanesa Pacheco, educadora, escribió el 15 de mayo en la red social X: “Hoy salí con mi comandito”.
Pacheco recorre supermercados, farmacias y centros comerciales enseñando a votar. “Los opositores no contamos con la visibilidad de Edmundo González en los medios de comunicación. Nos apoyamos en las redes sociales y sabemos que no es suficiente”.
Caminar por las calles de Valencia con una franela que tiene impreso el tarjetón es su aporte. “Conversé con más de 100 personas y les expliqué la importancia de salir a votar, la ubicación de nuestro candidato y en cuáles tarjetas aparece. Además, de cómo cuidar el voto”.
Los comanditos son una estructura política promovida por María Corina Machado para la movilización y defensa de los votos.
La oposición se apalanca en las comunidades como estrategia hiperlocal. El reto es impulsar el voto por Edmundo González Urrutia y asegurar los testigos para cuidarlo.
“Los comanditos son una herramienta de organización ciudadana y pacífica para resguardar cada voto el 28 de julio. Por eso monta tu comandito, ponle un nombre, busca a 10 personas y regístralo en el link del Comando Venezuela o en la página web comanditosvzla.com”, dijo Machado el 14 de mayo pasado.
Hasta el 17 de junio se han instalado 46.403 comanditos en el país, informó Vente Venezuela. Para este reportaje se intentó concretar, sin éxito, una entrevista con Carlos Fernández, coordinador nacional Juvenil de Vente Venezuela, para consultar sobre la organización y las funciones de los comanditos.
Para Urreiztieta estas estructuras son un reencuentro con la política, la posibilidad de cambio y la construcción de un movimiento político desde la base.
“Convocan no sólo a resguardar el voto, sino a hacernos cargo del país. También lo veo como un proceso de remoralización, que significa levantar la moral del pueblo y la vida de los venezolanos empoderándolos con este recurso de organización y participación social”, dice. Son redes que “se están conformando como un laboratorio de una nueva cultura socio electoral y democrática”, agrega.
Los partidos políticos buscan voluntarios
Luis Hernández es coordinador de Asuntos Sociales del Concejo Municipal de Baruta y secretario juvenil de Un Nuevo Tiempo en esa zona. Tiene 20 años de edad y trabaja en promover el voto en las que serán sus primeras elecciones como elector. El 4 de junio a las 4:30 p.m se paró en el semáforo que está frente al Centro Comercial Bello Monte en Caracas para pegar etiquetas de Edmundo González a los carros. Él y un grupo de jóvenes del partido hablaban de las cinco razones para votar.
Luis, desde hace un poco más de un mes junto a otros compañeros, tiene la tarea de llamar por teléfono a 17.000 personas del municipio Baruta. Al 4 de junio han concretado un listado de 500 personas con quienes tienen contacto todas las semanas: conocen dónde votan, sus edades y qué necesidades tienen.
“Creamos un formulario donde los vamos registrando. Eso nos ha permitido organizar los testigos, capacitarlos y acreditarlos. También organizar la logística de voluntarios y transporte”, comenta.
Los partidos políticos buscan a sus voluntarios para las elecciones del 28 de julio. Una estructura que empieza en las comunidades: entre vecinos y amigos. Las tareas trascienden el voto: coordinar la logística de movilización, ser testigos, activar los casa por casa, armar los comanditos y apoyar con la logística.
El Voluntariado Ciudadano del partido Encuentro Ciudadano tiene inscritas 1000 personas. “Es una manera de involucrar a la sociedad civil para que se active junto a los partidos. Muchos no saben cómo participar y por eso creamos este canal. Hemos encontrado personas de todas las edades dispuestas a ayudar como sea”, dijo Gabriela Santander, coordinadora del Voluntariado.
En el municipio El Hatillo el Comando Con Venezuela, los partidos y los vecinos han organizado asambleas en Los Naranjos y El Cigarral. Tienen en agenda otras zonas como El Arroyo, La Cabaña y La Boyera. Samuel Díaz, vecino de la zona, explica que el reto es entusiasmar e involucrar a la gente en todos los aspectos que conlleva la elección.
“Se hace la asamblea, se explica la figura del comandito, luego se procede a responder preguntas y cualquier inquietud. También a organizarse en cuanto a la logística: por ejemplo, planificar el transporte, recaudar insumos (agua y comida) para los miembros de mesa y los testigos. Parte de eso es mostrar las diferentes opciones para involucrarse ese día”, señaló.
- Este reportaje es resultado de la beca de producción periodística para promover el conocimiento sobre el derecho a la participación en Venezuela, otorgada por Espacio Público y Crónica.Uno.