El candidato presidencial Daniel Ceballos dice no tener sed de venganza, pese a haber estado privado de libertad más de cuatro años por liderar un movimiento de protestas en la región andina. Ahora dice ser “una tercera vía” para salir de la polarización este 28 de julio.
Caracas. La juventud se le nota en la jovialidad y en las ideas. Daniel Ceballos, candidato presidencial por el partido Arepa, quiere ser mandatario de Venezuela con 40 años de edad. Y para lograrlo promete despolarizar al país, insertarlo en la economía moderna y acabar con la venganza que, a su juicio, proponen “dos minorías” que tratan de “hacer una gran bulla para convertirse de nuevo en las únicas” opciones.
“Se debe lograr una voz despolarizada que le diga a los venezolanos que eso que está frente a ellos no es la realidad, que no es real la mayoría contundente del Gobierno que, además, dice que si no son ellos no es nadie. Y tampoco lo es la mayoría inalcanzable y triunfalista de la oposición, que dice que ya ganó y que si no son ellos entonces aquí no hay para nadie, se acaba el país (…) son dos minorías tratando de hacer una gran bulla para convertirse de nuevo en las únicas opciones electorales”, dijo Ceballos en entrevista con Crónica.Uno.
El exalcalde de San Cristóbal, preso entre 2014 y 2018 por encabezar el movimiento de protestas llamado “la salida”, considera que puede ser esa voz despolarizante y propone “una tercera vía” a los venezolanos.
Dice que no es el mismo de aquellos años en que llamó a protestar, y cree que ahora la vía para la “reconstrucción” de Venezuela es el entendimiento, lejos de la polarización y la confrontación que considera que venden tanto el chavismo como la oposición liderada por María Corina Machado.
“El cambio no tiene nombre y apellido, el cambio puede ser (Nicolás) Maduro o el cambio puede ser Edmundo (González Urrutia) o el cambio puede ser Ceballos o el cambio puede ser Bertucci, no importa quién esté el 29 como presidente electo, lo importante es que la gente no pierda el 29 y que pueda decir que se va a reconstruir Venezuela, vamos a traer a nuestros hijos, vamos a recuperar la industria petrolera”, comenta esperanzado.
Su aval para ser presidente, asegura, es el proyecto que construyó durante los más de cuatro años de cárcel, en los que ideó el “primer partido digital de Venezuela”, con el que se propone “traer soluciones a la economía como el bitcoin” y el resurgimiento de las regiones a través de planes productivos que le devuelvan al Estado su condición federal.
En esta entrevista planteó algunas de sus ideas.
El plan para “reconstruir Venezuela”
—¿Cuáles son los atributos que cree tener y que lo califican para ser presidente de Venezuela?
—Considero que tengo mucho que dar por Venezuela, hacer una contribución respecto a la visión que comparto con mucha gente de cómo podríamos reconstruir a Venezuela. Fui a la cárcel y hoy quiero aportar a la reconciliación, es lo más importante que pudiese yo aportar a un país que está altamente polarizado y que tiene un montón de heridas abiertas. Ojalá podamos gozar de esa oportunidad entre venezolanos de comprendernos, de ayudarnos a sanar y dejar atrás. Que no significa olvidar, significa que cuando recuerdes por lo que pasamos no te duela o no tengas el ánimo de venganza.
Y más hacia el planteamiento político (…) hoy cuando todo el mundo habla de transición nadie le plantea a los venezolanos cuál es el siguiente ciclo de la democracia y allí yo tengo un planteamiento muy concreto para entrar al siglo XXI al que nosotros no hemos entrado. Estamos atrapados en una especie de guerra fría entre socialismo y capitalismo.
Considero que la democracia se puede fortalecer y sus instituciones, en este caso sus partidos políticos, la forma de votar, la forma de participar. Si lográramos incluir en el Estado venezolano y en el sistema democrático unas herramientas que permitan una democracia más directa, más protagónica, más participativa.
No significa ni siquiera una gran transformación de la Constitución, sino poder lograr un modelo democrático en el que los venezolanos realmente participen, que el Estado esté abierto, sea transparente, honesto. Que rompamos con esta desigualdad, no solamente en lo social, no es un problema solo económico o de libertad económica, también es un problema que está en quien toma decisiones.
El cambio no tiene nombre
—Habla del siguiente ciclo de la democracia y de la transición, ¿cómo se plantea llegar a eso en su plan de gobierno?
—Hace poco se discutía el pacto de verdad y perdón en el Acuerdo de Barbados y el Acuerdo de Caracas y todo esto. De eso ya no se habla porque entramos en campaña y hay que polarizar. Entonces yo escucho que ya la transición está lista, pero con quién se está discutiendo esa transición. No es que quiera desviar la atención de que la mayoría de los venezolanos quiere un cambio, pero un cambio significa que realmente vayamos al 28 y al día siguiente despertemos celebrando que votamos, que resolvimos nuestros problemas en una elección.
El cambio no tiene nombre y apellido, el cambio puede ser (Nicolás) Maduro o el cambio puede ser Edmundo (González Urrutia) o el cambio puede ser Ceballos o puede ser Bertucci, no importa quién esté el 29 como presidente electo, lo importante es que la gente no pierda el 29 y que pueda decir que se va a reconstruir Venezuela, vamos a traer a nuestros hijos, vamos a recuperar la industria petrolera.
Tendremos la posibilidad de recuperar la economía, los trabajadores tendrán un salario digno, los educadores tendrán un salario digno, tendremos Seguridad Social.
El Pacto de la Esperanza consiste en que todos los candidatos firmemos y nos comprometamos a:
✅1.Resolver la crisis del salario.
✅2.Mejorar la seguridad social.
✅3.Solucionar los servicios públicos
✅4.Eliminar la reelección indefinida.
✅5.Liberar a los presos políticos.…— Daniel Ceballos (@elgochoceballos) May 19, 2024
Pero, cómo logramos que el 29 en la mañana nos despertemos con un pacto (…) creo que eso no está en una frase vacía de la transición, sino que ahora discutamos los problemas de la gente y firmemos un pacto a lo que nosotros denominamos pacto de la esperanza y que gane quien gane la gente no pierda y lleguemos al 28 con un pacto.
Yo quisiera poner el conflicto político, la polarización todo dentro de un pacto como paso primero para que la esperanza nazca el 29 para todos los venezolanos y que esos futuros que ambos sectores quieren plantear como ciertos en donde no hay posibilidad de esperanza terminen.
Opción o distracción
—¿Y cree que hay tiempo para eso, para discutir un pacto de ese tipo a menos de 60 días para la elección presidencial?
—Sí, claro. Yo estoy convencido de que podemos dar esta discusión. Bueno, aún no está la campaña, no ha empezado y termina dos días antes de la elección. Hay tiempo.
—Y sobre su plan de gobierno…
—Yo insisto en un modelo democrático del siglo XXI que permita que las personas interactúen, participen, tomen decisiones, estén enteradas. Usemos tecnología para identidad digital, voto digital. Que podamos llevar a la comunidad una idea de inclusión, que podamos desarrollar, incluso, la posibilidad de incluir a los cinco, seis, siete, ocho millones que están afuera.
No podemos quedarnos con la visión de la Venezuela petrolera, nuevamente monoproductores. Hay que aprovechar todo lo que se ha logrado en la crisis. Lo que hemos aprendido los sectores que han tenido que, a fuerza de crisis, moverse la agricultura y a los sectores del comercio.
Propongo trabajar en que podamos tener una diversificación de nuestra economía y retomar nuestro mercado (…) Venezuela debe alcanzar su potencial en cada región en un modelo realmente federal. Como se planteó desde que Bolívar pensó en este país como un país federal, donde cada región con su potencialidad suma.
—Hay algunas personas que lo critican cuando habla “la tercera vía” y que dicen que usted está favoreciendo al chavismo al plantear esta tercera vía. ¿Cuál es el objetivo de su candidatura, considerando también que las encuestas lo sitúan muy por debajo de los líderes en la carrera electoral?
—Pasé cuatro años y seis meses preso, pasé 10 años inhabilitado y hoy quiero ser una alternativa para los venezolanos. Y me he colado con el partido Arepa y, en medio de esa polarización, pude inscribir un partido. Pude inscribir una candidatura y aquí estoy. Yo invito a todos los venezolanos que quieran hacer catarsis, que quieran discutir. Nosotros tendremos suficientes argumentos para plantear que aquí se necesita una alternativa, no pasión. Se necesita razón porque hemos tenido 25 años para acumular una experiencia y para tener la posibilidad de racionalmente atender una elección.
Yo llamo a los racionales a que veamos lo que tenemos enfrente. Y entendamos que estos sectores van a polarizar al máximo porque es un mecanismo para sobrevivir.
No es suficiente estar en contra del gobierno y representar el descontento porque eso es superficial y eso es una pasión que, además, es desagradecida.
De preso político a candidato presidencial
—¿Y usted no tiene rabia, sed de venganza luego de más de cuatro años preso? ¿Cómo conjugar esos sentimientos con ese discurso de reconciliación y unidad que predica?
—Mi herida ha sido sanada. En la cárcel había tiempo para meditar, para hacer introspección. Cada ser humano que logra mirar hacia adentro tiene una gran oportunidad de revisar su vida. Y lo que es, en lo que puede contribuir para vencer toda esa rabia y todo ese odio. Y es justo con amor, integrando eso, no ocultando.
Yo hice consciente ese dolor y lo traje a mi presente y lo sané y ahora quisiera compartir con los venezolanos la posibilidad de reencontrarnos. El odio que recibe odio solamente incrementará este conflicto. Aquí hay que combatir con amor este conflicto, queriendo a Venezuela, recuperando eso que somos.
—¿Por qué cree que fue usted uno de los opositores habilitados?
—A mí me inhabilitó el TSJ (Tribunal Supremo de Justicia) en el año 2014. Me inhabilitó, me destituyó, me encarceló, me condenó y luego la Contraloría General de la República vuelve a inhabilitar.
En el 2024 yo participé de esa convocatoria abierta que se hizo para revisar las inhabilitaciones. Habiendo pasado por todo esto, cómo no acudir.
Tengo que destacar que en un país donde el Gobierno se ha encargado de promover la sospecha, es natural que las personas puedan tener una sospecha, es natural, pero asistimos ocho y habilitaron a seis. Y yo soy el único de ese lote que tenía un proyecto presidencial y que tenía un partido político dentro del CNE, un nuevo partido político planteado para la elección presidencial.
Puedo decir que dentro de esa forma de menospreciar que han tenido el Gobierno y la oposición, yo me he colado en la elección. Es natural que las personas desconfíen y yo no descalifico al país que desconfía. Los ciudadanos tienen que desconfiar de los actores políticos y son los actores políticos los que deben ganarse la confianza de la gente.
No me define el pasado
—¿De resultar presidente de Venezuela, usaría algo de su experiencia como preso político para el ejercicio del cargo?
—Como alguien que vivió la cárcel de manera injusta, una primera medida sería liberar a todos aquellos que están presos de manera injusta.
Haber vivido en las cárceles venezolanas me ha hecho adquirir un conocimiento de ese sistema que me permitiría hacer reformas en el sistema penitenciario. Yo quisiera implementar reformas que pudiesen mejorar cómo los venezolanos son sometidos al proceso judicial, considero que hay una gran injusticia.
Por supuesto trabajar en un Estado que promueva la libertad, la libertad política, económica, la libertad individual, colectiva.
—Fue privado de libertad por llamar a protestas en tu estado, Táchira, en 2014. ¿En caso de que el chavismo se niegue a entregar el poder o, de alguna manera, ponga trabas llamaría a protestas nuevamente?
—Yo sigo dándole prioridad al pacto, llegar a la elección con un pacto que sería esa puerta abierta a que todo salga bien.
Sin embargo, yo quisiera decir que no me define mi pasado y aun cuando en el 2014 yo lideré ‘la salida’ en los Andes y esas protestas llevaron a toda esa crisis”.
La vía que hoy debemos tomar es la vía de la reconstrucción conjunta del país. Y si tú me preguntas, creo que yo soy de los candidatos con más capacidad para poder entenderse con ese sector.
Integración
—Entonces, ¿se arrepiente de haber llamado a protestas en 2014?
—Tengo una visión de la vida un poco distinta al arrepentimiento, puedo decir que ese hombre que estuvo allí ya no existe y que hay un valor en la experiencia de lo vivido que hoy me permite ser quien soy.
Sé que esa no es la vía y trato de que ese aprendizaje se convierta en contribución a esa gente que que estuvo en esa protesta, a esas personas que se enfrentaron, esa esa sociedad que perdió, todos perdimos, tiene en mí una una fuerte marca que me impulsa a poder hacer una contribución para que eso no vuelva a pasar.
—¿Cuál es su mensaje para sumar a sus filas a los chavistas que siguen creyendo en el chavismo y a los opositores del ala de María Corina Machado y Edmundo González que siguen creyendo en esa oposición?
—Lo primero que diría es que la creencia y el paradigma son muy resistentes, muy fuertes, pero los seres humanos debemos evitar atarnos de manera definitiva a conceptos, a ideologías y esto permitiría esa plasticidad, por decirlo de esta manera, de nuestros paradigmas, permitiría que pudiésemos avanzar.
Yo le diría al que es chavista, al que quiere continuar en el gobierno de Nicolás Maduro o al que es opositor que apoya a María Corina y cree que aquí hay que cambiar esto definitivamente, porque o son ellos o somos nosotros, yo les diría que ese planteamiento es incompleto, le falta la otra parte y que pudiésemos construir una Venezuela entre todos.
Si pudiésemos dar paso hacia ese reconocimiento del otro y que el otro puede ver cosas que yo no veo desde otra perspectiva. (…) Estas diferencias pueden ser realmente potencia, no necesariamente son una traba o un obstáculo o alguien a quien tenemos que vencer y derrotar y aplastar.
Puede ser la posibilidad de comprender, de integrarnos, crecer, fortalecernos.
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