Por estos días, en la mente de miles de venezolanos emigrados hace piruetas la idea de volver al país para votar en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio.
La ilusión y la intención se han avivado en varias ciudades de Colombia, nación con la que Venezuela comparte frontera y donde reside la mayor parte de la diáspora: 2.875.743 personas de 7,7 millones emigrados, según estimaciones de Migración Colombia y de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, respectivamente.
En Medellín, por ejemplo, algunos de los que piensan viajar y carecen de recursos económicos vienen realizando verbenas, ferias, bazares y rifas para reunir dinero, al tiempo que acuden a autoridades locales para intentar recibir apoyo.
De acuerdo con datos de Migración Colombia de enero de 2024, Medellín es la segunda ciudad de Colombia con mayor presencia de ciudadanos venezolanos. Se estima que son 240.678 personas con vocación de permanencia, de un total de 2.612.918 que habitan en la ciudad. La cifra venezolana representa así el 9,2% de la población de esta urbe.
Si se juntaran todos los venezolanos en un solo territorio, formarían la comuna (barrio) más importante del municipio de Medellín, que desde 2021 se convirtió en Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La idea de volver a Venezuela está funcionando por estos días como la bolita del pinball, que se activa con una palanca arresortada para que haga un circuito por una geografía electromecánica, haciendo ruido y prendiendo luces.
En esa metáfora, la motivación para volver (el resorte del pinball) ha sido la frustración a la hora de acudir al consulado para actualizar los datos en el Registro Electoral con el nuevo lugar de residencia (el país de acogida) o para la inscripción como nuevo votante.
Hoy en Colombia están habilitados para votar solo 7.012 venezolanos. La mayoría corresponde a participantes de pasados procesos comiciales y, muy pocos, nuevos inscritos o actualizados en el RE.
De acuerdo con cifras del diputado venezolano Aníbal Sánchez, consultor político y electoral, la distribución de los votantes venezolanos en Colombia, se encuentra así:
Bogotá: 4.369, Cúcuta: 1.226, Medellín: 496, Barraquilla: 387, Riohacha: 325, Cartagena: 209.
Es muy probable que en los escrutinios del 28J esos 7.012 votantes queden reducidos a mucho menos con mudanzas y fallecimientos.
También debe tomarse en cuenta que en esos números está incluido el personal diplomático y consular que el gobierno venezolano tiene en Colombia y que aumentó con el restablecimiento de relaciones.
En Medellín, donde 3.554 personas votaron por María Corina Machado en el proceso de primarias en octubre de 2023, varios activistas espontáneos están sosteniendo contactos con algunos concejales de la ciudad, quienes han prometido colaboración personal e institucional a las personas que quieren retornar antes del 28 de julio. Simultáneamente, hacen gestiones para reunirse con alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez.
Se ha elaborado una lista de por lo menos un centenar venezolanos que planea salir en caravana con destino a las urnas de sus centros de votación de origen. Esperan que esa ilusión no decaiga en sus espíritus y que esa bolita de metal no caiga en la temida cavidad del pinball, donde el turno termina y el participante queda a la espera de una próxima oportunidad.
Tres historias y un consulado
Yajaira Gotia (52) es una venezolana que llegó hace una década a Medellín. Emigró con una hija que tenía entonces cinco años. Ahora la niña es una quinceañera que habla paisa, se viste como paisa, tiene amigos paisas y, aunque es difícil asegurarlo, piensa como una adolescente paisa. Paisas se les llama a los naturales del departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín. Yajaira quiere volver a Venezuela, pero su hija no.
Nilda de Armas llegó a Colombia en 2016. Es de La Victoria (Aragua). Tiene en su haber una maestría en educación técnica y es coach en temas de gestión emocional. En Venezuela trabajaba en un colegio de la AVEC (Asociación Venezolana de Escuelas Católicas). En Medellín se ha desempeñado en varios oficios, desde limpiar casas hasta vender bolsas. Dice que se marchó de su país por miedo a que le tocara hurgar en la basura para buscar comida, como vio hacerlo a mucha gente en el terrible año de su emigración.
Andrés Soto (35) tiene doble nacionalidad. Nació en Venezuela y es hijo de padres colombianos. Se graduó de abogado en la Universidad Bicentenaria de Aragua, núcleo San Antonio de Los Altos y convalidó sus estudios en Colombia, donde vive desde hace siete años. Actualmente está residenciado en uno de los municipios aledaños a Medellín. Su esposa es de padres portugueses y se ha adaptado tanto como él a la dinámica paisa.
Yajaira y Nilda están impedidas para votar en Medellín en las presidenciales. El desconcierto las ha llevado a planear viajar a Venezuela con el anhelo de participar en la jornada electoral de ese día.
Yajaira, que nació en Píritu (Anzoátegui) y tiene el pasaporte vencido, piensa quedarse en Venezuela porque quiere cuidar a su madre (para que no le ocurra lo mismo que con su padre, que murió hace dos años sin que ella pudiera despedirlo). Tiene fe en reunir el dinero para el viaje, para llegar a “aportar a la reconstrucción de Venezuela”.
Reconstrucción. Esa es la palabra que por estos días más pronuncian los emigrantes.
Yajaira, que jamás fue militante política de nada, asumió en Medellín la tarea de animar el voto de los venezolanos, primero en las primarias del 22 de octubre de 2023 y ahora de cara a los comicios presidenciales,
Sin saber cómo ni cuándo, solo obedeciendo a un “convencimiento espiritual”, decidió promover la candidatura de María Corina Machado, una tarea que la entusiasmó y que considera muy exitosa, a pesar de la inhabilitación de la candidata. Su ánimo no ha decaído. Cuando en Caracas se dio la orden de abrir el Registro Electoral para los venezolanos en el extranjero no faltó ningún día en los alrededores del consulado en Medellín como parte de grupo de orientadores de quienes acudieron a cumplir con el proceso de registro, aunque casi el 99% de los que lo intentaron resultó rechazado.
En un derecho de palabra que concedieron los concejales de Medellín a casi una veintena de venezolanos en la sesión del pasado 16 de mayo, donde se debatió sobre población migrante y habitantes de calle, Yajaira pidió apoyo para quienes quieren volver a Venezuela antes del 28J, día en el que cree que puede conseguirse el cambio de gobierno.
“Esta es su casa y ahora queremos regresar a la nuestra”, dijo Yajaira en la sesión edilicia, en la que por varios momentos se le quebró la voz, durante un relato para el que se le dieron dos minutos, que ella extendió a tres.
En la pobreza y sin voto
Mezclar migración venezolana y habitantes de calle es un automatismo temático en Medellín y otras ciudades colombianas. Si se habla de uno de esos temas, inevitablemente se menciona el otro. De acuerdo con estadísticas del Estudio Impacto Colombia 2024 y la ONG Observatorio de Migraciones, Migrantes y Movilidad Humana, en esta ciudad viven de forma permanente 125.000 venezolanos, 50% con ingresos mensuales menores a 120 dólares (el salario mínimo mensual es de 325 dólares), 43,1% fuera del sistema de salud, 24% en condición de hacinamiento y 64% con trabajo en la informalidad.
El voluntarismo de Yajaira y de miembros de organizaciones sociales y políticas, que lograron una abrumadora participación de emigrantes en las primarias, chocó contra las barreras puestas desde Caracas, según señalan.
A la hora de dar respuesta a las solicitudes de registro en la Jornada de Actualización del Registro Electoral (RE), establecida del 18 de marzo al 16 de abril, en el consulado de Medellín ocurrió lo mismo que testimonian emigrantes de otras ciudades del mundo adonde ha llegado el éxodo.
Requisitos como tener el pasaporte venezolano vigente y demostrar estancia legal y permanente en el país de acogida, impidieron el aumento de la base electoral en Medellín.
En Colombia, país que regularizó a los migrantes venezolanos con el Permiso por Protección Temporal (PPT), que es acumulativo de residencia y tiene una duración de diez años, el enojo y la desconcierto fueron los sentimientos que predominaron durante jornada de actualización, que comenzó con significativo retraso.
Aunque Yajaira tenía claro que no la dejarían actualizar su residencia, se sumó a quienes se acercaron el 18 de marzo a la sede consular, ubicada en el barrio Belén, a animar el proceso.
Fue el único día en que vio al cónsul, José Eduardo Martínez Colorado. Se decidió a saludarlo. Cada uno estaba en un lado distinto de la reja que los separaba.
– Qué bueno que van a comenzar a inscribir a los votantes venezolanos, dice ella que le dijo al cónsul.
– Hoy no podrá ser, porque no nos han llegado las máquinas, dice ella que le respondió el funcionario.
Días después, el 2 de abril, en tiempo de Semana Santa, el consulado informó la apertura de las actualizaciones e inscripciones en el RE.
La crónica del proceso fue repetitiva: quienes no demostraron con un documento oficial una estancia legal y permanente en Colombia y que no tuvieran pasaporte venezolano vigente, fueron rechazados.
Pero además ocurrieron casos sorprendentes, como el de Andrés Soto.
Él y su esposa acudieron a la sede consular con los mismos documentos: pasaporte vigente, cédulas venezolanas y cédulas expedidas en Colombia, la de él como ciudadano colombiano y la de ella como residente en el país. Los recaudos les fueron recibidos sin novedad. Cuando iban camino a casa, él recibió un mensaje en el celular en el que se le notificaba el rechazo a su solicitud. Por suerte, a su esposa no le llegó ninguna objeción.
Dos días después, Andrés se acercó al consulado, pero no obtuvo una respuesta razonable a su solicitud de aclaración. Entonces optó por dirigir una carta al Consejo Nacional Electoral, mediante correo electrónico, en la que explicó su situación. Desde la sede electoral le pidieron algunos documentos adicionales, como la carta de residencia, la cual aportó. Así fue como desapareció la inconsistencia que le habían señalado. El 28J podrá votar y será uno de los dos testigos de mesa en el consulado de Medellín.
En caso de que no hubiera resuelto positivamente su caso, Andrés dice que habría pensado en viajar a Los Teques, donde votaba originalmente.
Al final, reuniendo los seis consulados venezolanos en Colombia, en la jornada de actualización solo se les aprobaron los cambios de centro de votación a 248 personas y apenas 27 consiguieron registrarse como nuevos votantes.
De acuerdo con cifras recogidas en distintos informes, de todos los venezolanos en el mundo solo 9.117 lograron actualizar sus datos de residencia y apenas 508 consiguieron ser incluidos en el RE como nuevos votantes.
Legales en Colombia, ilegales para Venezuela
Lo que sorprende a los frustrados electores venezolanos que viven en Colombia es el desconocimiento del PPT como documento que avala su regularidad y el tiempo de residencia en este país.
Por otro lado, la exigencia del pasaporte vigente elevó hándicap.
De acuerdo con el Observatorio de la Diáspora Venezolana, una ONG con sedes en España y Estados Unidos, 91% de los venezolanos que han emigrado poseen pasaporte, pero 52% lo tiene vencido.
Una de las razones principales es su costo y tiempos de entrega. Para un venezolano en Colombia significa pagar 336 dólares (216 en el portal del Saime y 120 en efectivo como arancel consular), lo que equivale a 1.344.000 pesos, es decir, a un salario mínimo colombiano, valor inalcanzable para la gran mayoría de personas urgidas por necesidades básicas como alimentación y alojamiento.
En Medellín se atrevieron a hacer una protesta en las afueras del consulado, con consignas sobre el derecho al voto. La policía que custodia la sede diplomática intentó que la gente se retirara, pero el argumento de que la manifestación era pacífica y del lado colombiano (fuera del edificio consular), saldó el conflicto a favor de quienes reclamaban. Sin embargo, estos no pudieron entregar la siguiente comunicación al cónsul:
Sr. José Eduardo Martínez
Nos dirigimos a usted a fin de presentarle nuestras solicitudes respecto a los temas que a continuación exponemos.
A. REGISTRO ELECTORAL
El cronograma aprobado por el Consejo Nacional Electoral para llevar a cabo la elección presidencial del próximo 28 de Julio en Venezuela estableció un lapso de inscripción y actualización en el Registro Electoral desde el 18 del pasado mes de marzo hasta el 16 del corriente mes de abril.
En esta ciudad el referido proceso comenzó el día 2 de abril incumpliéndose el lapso establecido y afectando el derecho de los electores a registrarse para ejercer su voto en el citado proceso electoral.
B. REQUISITOS DE REGISTRO
Por otra parte, en el instructivo enviado a los consulados de Venezuela se incluyeron dos requisitos que exceden lo contemplado en la actual legislación venezolana:
-Pasaporte venezolano vigente (o comprobante de pago de la cita). No tiene sentido que se acepte la cédula de identidad vencida, pero no el pasaporte vencido (que no figura como requisito en la ley además tiene un costo significativamente alto).
-Comprobante de residencia permanente (con 3 años de haber sido expedido y 1 año de vigencia).
La legislación actual no establece nada al respecto.
En virtud de lo antes expuesto formulamos las siguientes solicitudes:
1- Que el Consejo Nacional Electoral extienda el lapso de inscripción y actualización del Registro Electoral para compensar el retraso observado en el procedimiento durante el lapso fijado inicialmente.
2- Que el ente electoral se circunscriba a pedir los requisitos contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en la Ley Orgánica de Procesos Electorales.
Ganar y sanar
Nilda es escéptica en cuanto a que los contactos con los concejales de Medellín se traduzcan en apoyo efectivo para lograr su retorno. Y así concluye:
“Yo me voy, voto y me quedo; no regreso más a Colombia. Lo que quiero es volver a mi casa, abrazar a mi nieta y a mi hija, retomar mi vida. Un día me fui por miedo a tantas cosas… hoy pienso que era fundamental marcharme de Venezuela y ver todo a través de la observación en tercera persona, para aprender a valorar mi hogar y los afectos; reencontrarme conmigo misma y valorar lo más importante, lo que un día tuvimos, y nos era normal, común y corriente. No podemos obviar lo ocurrido, es una herida que está ahí, pero que en cuanto ganemos, sanaremos. Lo sé”.
Diáspora sin votos
De la diáspora venezolana, calculada en por lo menos 7.700.000 de personas, 3.8 millones están en edad de votar. De estas, efectivamente, podrían votar 2.4 millones que están inscritos en el RE territorial (en Venezuela). Sin embargo, para en el RE del exterior solo están habilitados para sufragar 117.236 venezolanos, pero únicamente 69.189 fueron convocados para las elecciones del 28 de julio.
¿Cómo se llegó a la cifra de 69.189 habilitados para votar en el exterior? El diputado Aníbal Sánchez explica que la cifra de habilitados se redujo en 48.047 electores por la llamada “objeción N.17”, referida a votantes que están en un país donde no hay sede diplomática por ruptura de relaciones o motivos similares, como en el caso de Estados Unidos y Canadá.
El abogado César González, consultor jurídico de la ONG Plan País para Colombia, encargado del acompañamiento de registro electoral desde esa organización, hizo un recuento de los principales obstáculos reportados en distintos consulados venezolanos a escala mundial en el marco del RE, incluidos los seis de Colombia:
- Temporales: el proceso se abrió oficialmente del 18 de marzo al 16 de abril de 2024. Un tiempo de por sí insuficiente, pero que además comenzó con retraso. El registro funcionó apenas desde mediados de la segunda semana de convocatoria.
- Espaciales: la inscripción solo fue posible en las ciudades donde hay consulados habilitados.
- Maquinaria: durante la primera semana de registro los consulados indicaron que no tenían la maquinaria o que no tenían órdenes precisas del CNE.
- Requisitos: pasaporte vigente, exclusión de permisos temporales de residencia, cédula de identidad vencida o vigente (quienes la hayan perdido y no hayan regresado al país no cuentan con este documento).
González indicó que las trabas para actualizar el RE causaron “un desánimo absoluto” entre los migrantes venezolanos, ante lo cual, en Colombia, organizaciones sociales trataron de mediar, pero no fueron escuchadas. La respuesta del consulado venezolano en Bogotá fue que estas exigencias forman parte de una directriz del CNE, ante lo cual no podían hacer nada.
Por Wilfer Pulgarín, periodista especializado en política y escritor