El abanderado de la Alianza del Lápiz, Antonio Ecarri, descarta declinar en su intención de competir por la silla de Miraflores y asegura que tiene un plan de gobierno basado en la educación, con el que se propone “la resurrección de Venezuela” y la transparencia como política.
Caracas. Aunque le gustaría ser recordado como “el presidente de la tranquilidad”, al abogado y profesor universitario Antonio Ecarri, candidato presidencial respaldado por la Alianza del Lápiz, no le tiembla la voz para acusar a la “oposición tradicional” de no ser transparente en el ejercicio de la política y para proclamarse como uno “de los pocos que son inchantajeables” dentro del antichavismo.
Esa transparencia que se adjudica y conocer al venezolano de hoy son los atributos que dice tener para convertirse en el presidente que destronará al chavismo, tras más de 25 años en el poder.
“Yo quiero que (…) cuando yo deje de ser presidente, me recuerden como el presidente de la tranquilidad. Que si pueden resumir mi gobierno en una sola palabra sea tranquilidad (…) vamos a lograr la convivencia que no se ha logrado en estos 25 años”, dijo el docente en entrevista a Crónica.Uno.
Ecarri cree que tanto el chavismo como la “oposición tradicional” están desgastados, por lo que trabaja en construir “la resurrección de Venezuela”. Lo quiere hacer a través de un proyecto que busca refundar el sistema educativo de la nación con formación capacitada, empleo y producción para recuperar la economía.
Con la certeza de que al país “le hace falta una cura de verdad”, el activista político propone su candidatura como la posibilidad de construir “la nueva Venezuela”, una donde la confrontación no sea la regla.
Sus atributos
—¿Cuáles son las cualidades que posee y que cree que lo califican para ser presidente en un momento como el que vive Venezuela?
—Creo que la principal cualidad es conocer al venezolano de hoy y conocerlo no como político, sino como educador. El programa nuestro de las Casas del Lápiz me ha permitido conocer todo el proceso de trauma psicológico que ha vivido el venezolano. Desde antes de la pandemia, con la caída de la industria petrolera. Y cómo los venezolanos se querían reinventar y buscaban reinventarse frente a que el Estado ya no les estaba dando nada.
Hay problemas sociales que la clase política venezolana ignora por completo, porque se ha creado un divorcio muy grande producto de la desigualdad social.
—¿Representa una debilidad para su candidatura saltar a la Presidencia sin haber ejercido algún cargo de elección popular antes?
—No, mi experiencia pública, además, fue muy técnica porque soy especialista en derecho financiero. Conozco de presupuesto y de gasto público, me ha tocado dirigir una fundación sin presupuesto internacional, nosotros no hemos recibido subvenciones de nadie.
También tengo experiencia por ser empresario, asesor financiero y estar 16 años como presidente de la Fundación Arturo Uslar Pietri, lo que me permite conocer la historia de Venezuela.
Esos son tres elementos técnicos fundamentales que un presidente debe tener: conocer el manejo del Estado, cómo funciona el Estado, cómo funciona su economía, conocer la historia de su país, no solamente desde el punto de vista político, sino también desde el punto de vista económico, y lo tercero es conocer al venezolano de este tiempo (…) al que tú pretendes servir y gobernar, porque nadie puede gobernar lo que no conoce y a esta nueva Venezuela nadie la conoce.
Los conozco
—¿Y usted si la conoce?
—Yo estoy convencido de que sí la conozco, por eso mi recorrido y mi mayor fortaleza está en los sectores más populares, porque los conozco y me reciben con mucha emoción, porque generalmente son mis emprendedores, son la gente a la que le ha dado clases, he estado con ellos, ayudándolos a proteger su negocio, su emprendimiento para que no fracase. Son cosas del día a día, de los problemas sociales, que hemos atendido durante todos estos años.
Es demasiado lo que hay que conocer de esa traumática realidad venezolana. Venezuela ha tenido grandes procesos muy traumáticos que han generado unos cambios muy profundos en el venezolano. Y cuando el venezolano cambia, la política cambia, por supuesto. Pero hay una demora, porque primero cambia el venezolano y después cambia la clase política producto de ese cambio del venezolano.
El plan de gobierno
—Ha reiterado que su política pública tendrá como centro la educación. ¿En qué consiste su plan de gobierno y cómo mezclará la educación con otros temas coyunturales?
—Nuestro plan se llama La Nueva Venezuela, está pensado y lo hemos venido trabajando desde hace más de 15 años. Tiene cuatro ejes fundamentales, el primero es la inversión. Es decir, necesitamos una política de inversión, de apertura a las nuevas inversiones para que regresen los dólares a Venezuela.
El segundo es la educación, porque la educación es el eje del modelo de desarrollo. No hay economía en el mundo que logre ser productiva si no es a través de la capacitación de su gente. Es decir, nuestra batalla no es una batalla electoral, es una batalla cultural para cambiar la manera de pensar.
El tercer elemento es la productividad y la producción, esa productividad y producción son clave. Si hay educación habrá productividad y si hay economía productiva yo elevo el salario promedio del venezolano, que es lo más importante. Hoy en día, estamos viviendo de un salario mínimo que no existe.
El cuarto elemento es el empleo. Yo tengo un objetivo y es que al venezolano con un empleo le alcance para vivir, y vivir bien. Entonces este plan de La Nueva Venezuela se resume en vivir bien.
—¿Cuánto tiempo le emplearía ejecutar un plan como ese?
—Lo primero es ser consciente de que estamos en medio de una crisis política mutante, porque todo aquí está mutando. Es un proceso político muy delicado en la desaparición del Estado rentista y del Estado petrolero y eso tiene implicaciones muy serias. Entonces lo primero que hay es un estadio político muy complicado.
Para eso nosotros hemos venido construyendo una opción independiente que no tiene que ver con la polarización sino que podemos hablar con todo el mundo. Yo en mi WhatsApp tengo la posibilidad de hablar con cualquier persona del alto gobierno, pero también con María Corina Machado. Yo puedo hablar con cualquiera y no tengo el complejo de hablar con cualquiera. Y es que de todos voy a necesitar para poder armar ese nuevo gobierno.
Apertura con unos y otros
—¿Cree que le ha favorecido ser uno de los opositores que se ha reunido con Nicolás Maduro?
—Yo soy de los que ha dicho públicamente que se ha reunido con Maduro, pero la verdad es que la gran mayoría de los dirigentes de la oposición se han reunido con Maduro y esa es una de mis grandes decepciones con la oposición tradicional en Venezuela y es que terminaron haciendo hasta negocios con Maduro, con (Tareck) El Aissami.
Lamentablemente hay mucha gente que se vale de la buena fe de otras personas para cocinar todo. Por eso yo lo que he querido es tener una agenda muy transparente. Así como soy capaz de reunirme con colectivos, con los que he tenido que reunirme para lograr la paz. Yo fui a Miraflores con un objetivo y era que inauguramos un plan de alimentación escolar pero él (Maduro) es incapaz de hacerlo.
Lo que pasa aquí es que hay unos hipócritas que se reúnen con Maduro, pero con las cámaras apagadas. Yo asumí el costo político de decirle la verdad a los venezolanos y hoy soy de los pocos que son inchantajeables.
Gran decepción
—Hablemos de ese otro lado de la oposición al que hace referencia, ¿cree que, más allá de las diferencias claramente establecidas, hay alguna coincidencia entre el sector que conforma la Plataforma Unitaria Democrática y usted?
—Así como no me tiembla el pulso para hablar con Maduro, tampoco me tiembla para hablar con cualquier sector de la oposición. El tema es que a mí me ha producido una gran decepción los que han venido dirigiendo la oposición en los últimos 25 años, que terminaron siendo ni siquiera parte de un bando, sino de una banda. Entonces lo que tanto le criticamos a Maduro y al Gobierno que ya es evidente con las denuncias del propio fiscal general de la República, ahora resulta que también desde el lado de la oposición están haciendo lo mismo.
Aquí hay que superar los problemas de los complejos, no estoy bravo con nadie y aquí todo el mundo es Venezuela y por eso yo siempre voy a estar abierto con María Corina Machado.
—¿Ha tenido algún acercamiento con ella, con María Corina Machado?
—Siempre he tenido una gran amistad con María Corina, le tengo cariño personal. Yo te aseguro que yo le tengo mucho más cariño a María Corina que muchos de los que dicen que la acompañan y que están en la misma plataforma.
Porque nosotros (Ecarri y María Corina) hemos sido parte del sistema de víctimas de la MUD (Mesa de Unidad Democrática). En enero, creo que de 2021, la Mesa de la Unidad (…) en la constitución de la Plataforma Unitaria, nos dejó por fuera del G10 a Vente Venezuela y a Lápiz y, hoy, resulta que somos las dos más importantes fuerzas políticas de la oposición en todo el país.
¿Unidad?
—Usted aparece seis veces en el tarjetón electoral, ¿trabaja en alianzas o conversaciones con otros candidatos opositores para aumentar su respaldo político?
—Estoy abierto a cualquier tipo de conversaciones, y de manera muy natural. Generalmente las elecciones se dan con unas reglas muy claras con un resultado incierto, pero en Venezuela son reglas inciertas con un resultado incierto. Entonces por supuesto tienes que estar revisando para darte cuenta qué es lo que está pasando, porque todos los días hay un escenario distinto.
Desde que yo soy candidato ha sido candidata María Corina, de María Corina pasaron a Corina Yoris, tras ella vino un el intento de (Manuel) Rosales. Ahora pasaron a Edmundo González. No sé cómo va a terminar eso.
Es evidente que hay una gran incertidumbre de ese lado, mientras que el lado nuestro es de mucha certidumbre, porque aquí nosotros no estamos viendo cómo nos tiramos puñaladas unos con otros, sino que tenemos una coalición muy sana que cree en el centro político, que cree en la oportunidad de conversar, de dialogar, pero eso no es una posición tibia, es una posición muy sólida.
—Sin embargo, Fuerza Vecinal, uno de sus partidos aliados, ha expuesto un conflicto interno en torno al apoyo a su candidatura.
—Fuerza Vecinal es una organización nueva, que es como una suerte de asociación de alcaldes, entonces por supuesto eso no es un partido rígido (…) hay gente que estaría de acuerdo con una candidatura distinta, pero la gran mayoría de ellos, porque sino no tendríamos su apoyo, se decantó a favor de nuestra opción.
Nosotros estamos abiertos siempre a todo apoyo y vienen más apoyos y habrá un tubazo muy pronto que va a sorprender a Venezuela (…) Creo que en dos semanas podríamos tener una alianza que va a ser muy importante, que le va a dar una vuelta importante a las elecciones.
Más allá de una tarjeta
—¿Estarías dispuesto a declinar a favor de alguien que resulte ser la opción más apoyada por la gente?
—Creo son escenarios muy hipotéticos (…), pero nuestro objetivo ha sido siempre el mismo, más bien hemos tenido conversaciones para que otros declinen en favor de nuestra opción. Ahí estamos trabajando muy duro y mucha gente de la Plataforma Unitaria sabe que nosotros somos una opción de mucha certidumbre, de mucha seriedad, de mucha responsabilidad, que tenemos un plan muy claro de país.
Yo no quiero que me apoyen a mí por simplemente salir de Maduro. Yo quiero que me apoyen porque tengo un plan de país. Si tú vas a votar por mí es porque estás convencida de que mis planes son los indicados para gobernar el país en una etapa tan difícil como la que vivimos.
—¿Cuál es su mensaje para sumar a sus filas el apoyo de los venezolanos que aún creen en el chavismo y de los opositores que buscan otra opción?
—Yo quiero llamar a todos los venezolanos sin distinción. Los venezolanos podemos vivir una vida tranquila, pero esa vida tranquila no se va a conquistar con un vengador, se va a conquistar con un solucionador y nosotros venimos es a solucionar, a solventar, a reencontrar al país.
La verdadera unidad se construye entre opositores y chavistas, esa es la verdadera unidad nacional. La unidad no solamente es de una tarjeta política. La unidad nacional que necesitamos para vivir bien tiene que venir del encuentro de esos dos mundos y nosotros lo estamos logrando.
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