Una reciente investigación realizada en Australia ha revelado que tener un gato podría duplicar el riesgo de desarrollar esquizofrenia, conclusión a la que llegaron expertos que analizaron 17 estudios publicados en 11 países durante los últimos 44 años.
“Nuestros hallazgos respaldan una asociación entre la exposición a gatos y un mayor riesgo de trastornos de esquizofrenia ampliamente definidos”, escribieron los científicos del caso en un análisis publicado en la revista Schizophrenia Bulletin.
“Descubrimos que las personas expuestas a gatos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de desarrollar esquizofrenia”, agregaron.
La esquizofrenia puede causar síntomas preocupantes. Van desde escuchar voces hasta problemas para pensar con claridad y relacionarse con otras personas. Esta enfermedad suele aparecer repentinamente al final de la adolescencia. En casos posteriores, al inicio de la edad adulta.
EL CAUSANTE, UN PARÁSITO
La teoría de que tener gatos podría significar un mayor riesgo de esquizofrenia se remonta a muchos años atrás. Esto se planteó por primera vez en 1995. En ese momento, un estudio sugirió que la causa era la exposición al parásito Toxoplasma gondii.
Se supone que este microscópico viviente ingresa al cuerpo humano a través de la mordedura de un gato. También por contacto con sus fluidos corporales o heces. Esto puede infiltrarse en el sistema nervioso central y afectar a los neurotransmisores, informó el New York Post.
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Otros estudios similares demostraron que el parásito estaba relacionado con cambios de personalidad. Incluso la aparición de síntomas psicóticos y ciertos trastornos neurológicos, como la esquizofrenia.
Pese a todo ello, los científicos aclaran que se necesita más investigación antes de dar un resultado final.
“Se necesitan más estudios de alta calidad, basados en muestras grandes y representativas, para comprender mejor tener un gato como un factor candidato para modificar el riesgo de trastornos mentales”, agregaron.
