Nominación a la mejor película Iberoamericana en los Premios Goya 2024 demuestra el impacto que sigue teniendo el cine Simón, tanto en Venezuela como en el resto del mundo.
Después de una conversación exclusiva con Noticias Todo ahorasu director, Diego Vicentinihabla de la importancia de esta nueva distinción y de algunos aspectos de la película.
Entrevista a Diego Vicentini
“Es algo que has escuchado toda la vida, obviamente conoces los Oscar y los Goya. Que de repente se asocia contigo y tu película tiene una dimensión diferente”, afirmó.
Pero, sobre todo, destacó cómo esta nominación da mayor visibilidad a Venezuela, su historia y sus problemas actuales.
“Lo bonito de este proyecto es cómo se relaciona con un tema de lucha por el país. “Saber que todo lo bueno que le pase a la película puede contribuir bien a Venezuela fortalece el sentimiento”. él dijo.
También habló sobre las irregularidades ocurridas en la elección de la película que representará al país en los Oscar, destacando el impulso que la película obtuvo del público a pesar de los obstáculos.
Además, comentó que si bien se perdió una oportunidad, esto era parte del proceso de la película para seguir haciendo su propia historia.
críticas de cine
Respecto a la intención de llamar al proyecto “Simón”, Vicentini explicó que quería ofrecer la mitología del libertador que tiene Simón Bolívar a todos los jóvenes anónimos que estuvieron allí durante las protestas.
“Para mí, todos aquellos que lucharon o se sacrificaron por el bien de nuestro país siguen siendo libertadores”, afirmó.
También señaló que buscará volver a la figura de Bolívar para todos los venezolanos, luego de haber sido apropiada por la “revolución bolivariana”.
Al mismo tiempo, se dio cuenta de su intención de no caer en opiniones y discursos políticos a la hora de realizar la película y así poder ofrecer al público un producto de calidad.
Señaló el énfasis de la historia en la humanidad y la psicología del personaje. Está enfocado en los diferentes problemas que tiene que afrontar el protagonista, como el estrés postraumático, la pérdida y la culpa que tiene hacia sí mismo.
“Es un niño que vive traumatizado, que no puede verbalizar sus problemas y que poco a poco, a través del proceso de asilo, consigue soltarse y comunicarse. Este es el foco de la película”.él dijo.
El director también explicó el motivo por el que se decidió por un final abierto. “Sentí que debería ser como un reflejo del país, donde las cosas aún no han concluido. No veía mucho sentido para tener una conclusión perfecta”, aclaró.
Vicentini habló de su gusto por este tipo de finales y que los espectadores podrían tener diferentes interpretaciones de la decisión final de Simón. “Me encanta el final abierto. El cine que me gusta y el que me gustaría es el que te deja pensando después de ver una película”, comentó.
¿Qué reacción obtuvo del público?
Vicentini mencionó algunas reacciones que tuvo en el público nacional e internacional al ver la película.
“Siempre me sorprende ver a un americano llorar con la película. Es común que al final se te acerquen y te pregunten ¿qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar? Es algo hermoso”, afirmó.
Señaló una reunión que tuvo con un venezolano en Miami quien le contó que lo obligaron a salir del país por tener una Joaquín (personaje que devuelve a Simón a la autoridad) en su vida.
“Me dijo que si un hombre se hubiera quedado callado, todavía estaría en Venezuela. Además, me dijo que nunca había pensado en perdonarlo, hasta que salió a ver la película”, recordó.
También contó una experiencia que tuvo con una pareja. La novia, española, le agradeció que la ayudara a comprender mejor a su novio, un meridano que estuvo presente en las protestas de 2017.
“Que alguien pueda entender mejor a su pareja después de ver la película es una de esas pequeñas cosas que hacen que todo valga la pena”, afirmó.
Finalmente, Diego Vicentini precisó que ya tiene una idea para su próximo proyecto, pero sigue comprometido con todo lo relacionado con Simón.
“Tengo que dedicarme a terminar de tomar a Simón lo máximo posible, y luego poder sentarme tranquilamente a escribir. Entre medias, no sé, vacaciones.