Algunas de las demandas del grupo incluyen el reconocimiento de la lengua de señas venezolana como uno de los idiomas oficiales del país, la integración de los intérpretes de señas en el sistema educativo y mayores beneficios sociales.
Cumaná Lisbeth Contreras es una mujer de 65 años, la menor de cinco hermanos. Todos, excepto el mayor, nacieron con problemas de audición, pero su caso mejoró mucho. Todos en su familia usan el lenguaje de señas y han aprendido a leer los labios, incluidas sus hijas.
Recuerda con cariño su época escolar, la granja escuela donde cursaba la primaria donde le enseñaban diferentes oficios en casa, y con el apoyo de su familia fundó una verdulería que regentaba con su hija menor.
Reconoce que no todas las personas sordas o hipoacúsicas tienen las mismas oportunidades de desarrollo como el aprendizaje del lenguaje de señas, y valora el esfuerzo por aprobar una ley especial en beneficio de este sector de la población. Lo más importante es que la declaración se lleve a cabo.
En Venezuela, la Ley para Personas Sordas y Deficiencias Auditivas fue aprobada en primer debate a iniciativa de la Comisión de Desarrollo Social Integral de la Asamblea Nacional, y el diputado René Goldat presentó la propuesta.
En el Estado Sucre, la diputada Marglevis de la Rosa está a cargo de promover el diálogo, particularmente con los sectores laborales de las empresas públicas y privadas.
“El patrimonio promueve la comunicación efectiva al reconocer la Lengua de Señas Venezolana (LSV) como idioma oficial, proteger la educación y los derechos laborales, sumando intérpretes para comunicarse con ellos”, dijo el parlamentario.
Todo el sistema
De la Rosa aseguró que la ley especial viene a fortalecer la Ley de las Personas con Discapacidad.
Con esto reconoció que la comunidad de sordos e hipoacúsicos está muy organizada y tienen 16 movimientos solo en el estado Sucre. Sin embargo, este proyecto no es nuevo, el sistema educativo venezolano está pensando en la atención a los sordos y/o hipoacúsicos:
Estas personas no se trata solo de ingresar a la educación o al sistema laboral, son protagonistas, es decir, no solo partícipes”, explicó Enrique Acosta, Coordinador de Educación Especial de la Zona Educativa del Estado Sucre.
Acosta argumentó que el sector necesita atención a través de un intérprete de señas, ya que en ocasiones los docentes desconocen sus necesidades, lo que genera frustración y deserción escolar e incluso universitaria.
“La ley prevé que desarrollen su lenguaje natural en las instituciones educativas, pero necesitan materiales como material didáctico y anteojos para leer los labios y desarrollarse”, agregó el funcionario.
En el sistema educativo de Sucre, 56 estudiantes sordos o hipoacúsicos se encuentran matriculados en instituciones educativas especiales entre Carúpano y Cumaná, respectivamente.
Cumplimiento constante
De esta forma, fundaciones y familiares han participado de la iniciativa, en términos de mano de obra, infraestructura y construcciones civiles para cumplir con los estándares de Cowen para el acceso arquitectónico y urbano de personas con discapacidad.
“Los estándares de Coven no se cumplen no solo en la educación, sino también en la educación especial que llega a las universidades y sectores laborales, pero las empresas son conscientes de este incumplimiento, e incluso el Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad (CONAPTIS) ha pedido. Por ejemplo, la instalación de señalización, rampas y paralelos en baños para discapacitados”, dijo.
Recientemente, en Carúpano, se creó un movimiento social unido de personas con discapacidad para promover la actividad productiva del sector y ser reguladores, gestores y mentores en la zona.
Asimismo, una vez aprobada la Ley de Sordos e Hipoacúsicos, se conoció que la AN inició el debate sobre la Ley de Ciegos y Deficientes Visuales.
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