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Su adolescencia en prisión, cómo forjó una estrecha relación con el presidente ruso y sus turbios negocios que lo llevaron a ser uno de los hombres más influyentes del régimen.
Por infobae.com
Corrupto. Tenebroso. Despiadado Mercenario. Estos son algunos de los calificativos que te encuentras al buscar informes o información Yevgeny Prigozhinel poderoso “chef de Vladimir Putin” que maneja los trolls y mercenarios rusos y ahora es acusado por la inteligencia rusa de buscar llevar adelante un golpe de Estado contra el Kremlin. Un hombre que paso de vender perritos calientes en puestos callejeros después de cumplir nueve años de prisión por robo, a convertivo en uno de los más influyentes del régimen ruso.
Años atrás, la abogada opositora rusa LiubovSobol él declaró Los New York Times que al empresario de 61 años “no le dan miedo los trabajos sucios”. En efecto, Prigozhin es el fundador del grupo paramilitar Wagner, acusado de violaciones a los derechos humanos, crímenes de guerra y actos terroristas en diversos conflictos. Pero su acción despiadado quedó aún más al descubrimiento con su participación en la invasión de Ucrania.
Nacido el 1 de junio de 1961 en San Petersburgo, Prigozhin estudió en una escuela secundaria deportiva y se destacó en el esquí de fondo, disciplina que practicaba con su padrastro, Samuil Zharkoy. Pero a pesar de su interes por el deporte, desde muy joven commenzaron sus problemas con la ley. En 1979 fue detenido por robo. Dos años después, fueron procesadas por reincidencia, además de los cargos de asociación ilícita, estafa y captación de menores para someterlas al ejercicio de la prostitución. En época de la Unión Soviética conoció la rigurosidad de las penas, y fue condenado a 12 años de prisión. Finalmente cumplió nueve en una colonia penal y cuando salió, perdonó, el mundo había cambiado tras la caída de la URSS.

Yevgeny Prigozhin es un oligarca y estrecho colaborador del primer presidente ruso, conocido como “el chef de Putin”, por su fuerte participación en la industria gastronómica, particularmente con la concesión de restaurantes en el Kremlin (Archivo DEF)
Ya en libertad, primero instaló varios puestos de venta de perritos calientes con su patrastro Luego, le ofreció su visión logística a un compañero de escuela, Boris Spektor, quien era dueño de una popular cadena de supermercados. (contraste). Este obtuvo y le cedió el 15% de la empresa. Pero Prigozhin tenía un sueño: tener un restaurante a la orilla de un río. Así es cómo en 1995 compartió este anhelo con Kirill Zilminovllegó el director general Contraste, a quien rapidamente le interesó la idea de armar algo propio. Además, los ingresos en la cadena de supermercados empezaban a caer. Apenas un año después, en 1996, abrieron “Antiguas Costumbres”, que se convirtió en uno de los primeros restaurantes de élite de San Petersburgo.
El rápido crecimiento del emprendimiento les permitió abrir otros restaurantes, y En 1997 compraron un barco, lo adaptaron y lo llevaron al río Neva, donde inauguraron “Isla Nueva”. El establecimiento pasó a ser habitué de ricos, famosos y gran parte de la élite rusa. En 2001 fue nada menos que Putin para agasajar al presidente frances Jacques Chirac. Prigozhin, uno de los dueños del restaurante, fue personalmente a llevarles los platos a los mandatarios. Desde entonces, comenzó una estrecha relación con Putin. Encantado con la comida y el servicio, el presidente ruso ordenó los banquetes del Kremlin en cada recepción de los jefes de Estado, que fueron valorados en “chef de Putin”.
Esa vinculación le permitió entablar muchos contactos en el Kremlin, como con Víctor Zolotovdirector de la Guardia Nacional de Rusia, él romano tsepovempresario de seguridad y confidente del presidente.
Sus arcadas, en tanto, también desarrollaron a crecer considerablemente. A tal punto que llegó a ubicarse entre los 100 más ricos del país. Compró una mansión en San Petersburgo, una casa de verano en el Mar Negro, un yate de 35 metros y un avión privado. También supo mostrar su gusto: se compró un Lincoln Continental de los años 60, su auto favorito. En 2010 fundó una fábrica de alimentos preenvasados, la única del país. Sin embargo, los críticos periodísticos del Kremlin denunciaron que esa compañía funcionaba a modo de cartel. Tal como sucedió -y ocurre hoy en día- con los empresarios amigos de Putin, la empresa de Prigozhin ganó todos los concursos que presentaron y los contratos reportaron miles de millones de rublos. Entre 2013 y 2018, según la denuncia de la Fundación Anticorrupción (FBK), que fue fundada por el preso político Alexei Navalny, Prigozhin se benefició de contratos gubernamentales por unos 3.100 millones de dólares.
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