Panamá atraviesa una de las peores sequías de su historia, que ha reducido los niveles de agua de los lagos que abastecen al Canal de Panamá, la vía interoceánica que conecta el Atlántico con el Pacífico y que es clave para el transporte marítimo mundial.
Según la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), la sequía es “inesperada” y está relacionada con el fenómeno meteorológico El Niño, que provoca altas temperaturas y fuertes lluvias en la región. El lago Gatún, el principal embalse del canal, ha alcanzado niveles mínimos históricos y se espera que continúe disminuyendo en los próximos meses.
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Esta situación ha obligado a la ACP a tomar medidas para ahorrar agua e imponer restricciones de calado a las embarcaciones que transitan por el canal, lo que significa que deben llevar menos carga para poder flotar en las esclusas. Estas medidas afectan la capacidad disponible para mover el producto y generan costos adicionales para los dueños de la carga.
El Canal de Panamá es una ruta importante para el comercio internacional, que permite a los barcos evitar el largo y peligroso viaje por el Cabo de Hornos, en el extremo sur de América del Sur. Alrededor del 6% del comercio mundial pasa por el canal, principalmente entre Asia y la costa este de los Estados Unidos.
Si la sequía empeora, los barcos pueden verse obligados a buscar otras rutas, como ir directamente desde Asia a la costa oeste de Estados Unidos o atravesar el estrecho de Suez en Egipto. Estas opciones significarán más tiempo, más distancia y más combustible, lo que significará fletes más caros y entregas retrasadas.
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La ACP ha expresado su preocupación por el impacto del cambio climático en el futuro del canal y ha anunciado planes para construir una planta de recuperación y otras obras hidráulicas para garantizar el suministro de agua. Sin embargo, estas soluciones requieren tiempo y recursos que pueden no estar disponibles ante la emergencia climática que vive el país.
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