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En una fría noche de enero, cientos de personas se reunieron en las estrechas calles adoquinadas de lo alto de San Bartolomé de Pinares, en 500 habitantespara ver un espectáculo increíble: caballos al galope entre poniendo fuego.
Es una tradición centenaria que se realiza cada año. Este pueblo español situado a unos 100 kilómetros al noroeste de Madrid rinde homenaje a San Antonio Abadprotector de los santos. Los jinetes guían a los caballos a través de linternas en medio del camino en un acto que se cree que purifica a los animales para el próximo año.
Las festividades comienzan el jueves por la tarde, cuando se colocan a los lados de la carretera ramas gigantes de árboles que sirven de combustible para el fuego, mientras los lugareños se manifiestan para repartir vino, cerveza y dulces.
En San Bartolomé, donde la ganadería y la agricultura son la forma de vida tradicional, dicen los lugareños Todo comenzó después de que una misteriosa enfermedad atacara a los animales de la ciudad hace muchos siglos.. Fue entonces cuando la gente empezó a creerle. El humo puede purificar y curar a los caballos.Dijo Ángel Martín, mientras cuidaba los caballos de su familia cerca de una iglesia de piedra con su padre.
“Desde entonces es una tradición”, explicó Martín.
Contra la celebración
Las Luminarias ha recibido durante mucho tiempo críticas por su crueldad hacia los animales involucrados..
Para protegerlos, horas antes de que comience el espectáculo, Los jinetes atan las colas de sus caballos con cinta ignífuga y les atan las crines.. Algunos aplican un barniz a las albóndigas para evitar que se quemen al saltar por el fuego. Otros los adornan, adornándolos con adornos, atando rojo y morado a sus colas atadas y adornándolos con telas decorativas.
Ana Díaz, que estaba con su hija y su marido, que montaba a caballo en medio del fuego, dijo: “Para nosotros es divertido, aunque somos de aquí y lo vemos todos los años.
Jinete elegido
Díaz, que trabaja en una fábrica de ropa en Madrid pero visita la casa de su familia en San Bartolomé casi todos los fines de semana, dijo que no le preocupan los peligros para sus jinetes ni para los animales.
“No cualquiera sabe escalar”, dijo Díaz. “Son personas que conocen la fiesta, conocen a sus animales y no quieren que le pase nada al caballo”.
Una vez que comienzan las festividades, algunos caballos se muestran reacios a caminar directamente hacia las luces y simplemente caminar alrededor de ellas. Pero los caballos y jinetes que provocan los fuertes vítores son los que vuelan cabeza abajo a través del fuego.
Las ideas de las ONG
Los grupos defensores de los animales en España llevan mucho tiempo protestando contra Las Luminarias, pero los jinetes y espectadores de San Bartolomé insisten en que no lastimen a los caballos. Otros vienen por el simple hecho de que Las Luminarias se celebran casi sin interrupción en la ciudad desde hace siglos.
Generaciones de jóvenes emigrados desde el interior de España a las ciudades han dejado muchos pueblos y ciudades como San Bartolomé casi abandonados o completamente abandonados. Los lugareños dicen que las antiguas tradiciones y festivales como Las Luminarias hacen que la gente regrese, aunque sea solo por unas pocas noches.
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